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histonotas: 2009

miércoles, 30 de diciembre de 2009

HABLEMOS DE DILUVIOS - NOE, GILGAMESH Y LOS OTROS (2ª PARTE)


MESOPOTAMIA

Por los años 2700 - 2800 antes de Cristo, dicen las leyendas que reinó en Sumer un héroe llamado Gilgamesh.

Sus hazañas se fueron transmitiendo oralmente hasta que, con la invención de la escritura por los dichos sumerios, fueron trasladadas a tablillas de arcilla cocida, escritas en idioma acadio con signos cuneiformes, entre 1300 y 1000 AC

Así topamos con la más antigua muestra de escritura narrativa conocida hasta la fecha. Posteriormente se descubrieron tablillas con historias similares de origen acadio y babilónico, narrando hechos similares con diferentes nombres de protagonistas.

Gilgamesh se encuentra en sus andanzas con el sobreviviente de un diluvio universal, Utnapishtim (también llamado Atrahasis o Ziusudra en otras versiones) quien le relata que los hombres, al multiplicarse desmedidamente, provocaban un ruido inmenso, que molestaba a los dioses. El dios Enlil encarga a sus dioses subalternos que envíen un diluvio para acabar con la humanidad pero el dios Enki se apiada de Utnapistim y le ordena la construcción de un arca.

Del extenso poema copio a continuación la parte correspondiente al diluvio. (No me preocupo por el plagio. El autor murió hace más de 3000 años y los herederos no me demandarán).

Utnapishtim dijo a él, a Gilgamesh: «Te revelaré, Gilgamesh, una materia oculta Y un secreto de los dioses te diré: Suruppak--ciudad que tú conoces y que en las riberas del Éufrates está situada--, esa ciudad era antigua como lo eran los dioses de su interior, cuando sus corazones impulsaron a los grandes dioses a suscitar el diluvio.
Estaban Anu, su padre, el valiente Enlil, su consejero, Ninurta, su asistente, Ennuge, su irrigador. Ninigiku-Ea también estaba presente con ellos; [.............].

¡Construye una nave! [.............] A bordo de la nave lleva la simiente de todas las cosas vivas.[...........].
Al séptimo día el barco estuvo completo.
[.............] Cuanto tenía cargué en él: cuanta plata tenía cargué en él; cuanto oro tenía cargué en él; cuantos seres vivos tenía cargué en él. Toda mi familia y parentela hice subir al barco. Las bestias de los campos, las salvajes criaturas de los campo. Todos los artesanos hice subir a bordo. Samas me había fijado un tiempo [.............]

Contemplé la apariencia del tiempo. El tiempo era espantoso de contemplar. Subí al barco y clavé la entrada [.............]
Al primer resplandor del alba, una nube negra se alzó del horizonte. En su interior Adad truena, mientras Sullat y Hanis van delante, moviéndose como heraldos sobre colina y llano. Erragal arranca los postes; avanza Mnurta y hace que los diques sigan. Los Anunnaki levantan las antorchas, Encendiendo la tierra con su fulgor. La consternación debida a Adad llega a los cielos, pues volvió en negrura lo que había sido luz. La vasta tierra se hizo añicos. Durante un día la tormenta del sur sopló, acumulando velocidad a medida que bufaba sumergiendo los montes, atrapando a la gente como una batalla.

Nadie ve a su prójimo, no puede reconocerse la gente desde el cielo. Los
dioses se aterraron del diluvio y, retrocediendo, ascendieron al cielo de Anul. Los dioses se agazaparon como perros acurrucados contra el muro exterior. Istar gritó como una mujer en sus dolores, la señora de dulce voz de los dioses gime:

"Los días antiguos se han trocado, ¡ay!, en arcilla, porque hablé maldad en la Asamblea de los dioses. ¿Cómo pude hablar maldad en la Asamblea de los dioses, ordenando batalla para destrucción de mi gente, cuando yo misma di a luz a mi pueblo? ¡Como el desove de los peces llena el mar!"
Los dioses Anunnaki lloran con ella, Los dioses, humildemente, están sentados y lloran, Con los labios apretados, [.............] uno y todos. Seis días y [seis] noches sopla el viento del diluvio, mientras la tormenta del sur barre la tierra.

Al llegar al séptimo día, la tormenta del sur transportadora del diluvio amainó en la batalla, que había reñido como un ejército. El mar se aquietó, la tempestad se apaciguó, el diluvio cesó. Contemplé el tiempo: la calma se había establecido, y toda la humanidad había vuelto a la arcilla. El paisaje era llano como un tejado chato.
Abrí una escotilla y la luz hirió mi rostro. Inclinándome muy bajo, sentéme y lloré, deslizándose las lágrimas por mi cara.

Miré en busca de la línea litoral en la extensión del mar: en cada catorce regiones emergía una comarca montañosa.
En el Monte Nisir el barco se detuvo. [.............]. Un quinto y un sexto (día), el Monte Nisir mantuvo sujeta la nave, impidiéndole el movimiento. Al llegar el séptimo día, envié y solté una paloma.

La paloma se fue, pero regresó; puesto que no había descansadero visible, volvió. Entonces envié y solté una golondrina. La golondrina se fue, pero regresó. Puesto que no había descansadero visible, volvió. Después envié y solté un cuervo. El cuervo se fue y, viendo que las aguas habían disminuido, come, se cierne, grazna y no regresa. Entonces dejé salir todo a los cuatro vientos Y ofrecí un sacrificio.

Vertí una libación en la cima del monte. Siete y siete vasijas de culto preparé, Sobre sus trípodes amontoné caña, cedro y mirto. Los dioses olieron el sabor, los dioses olieron el dulce sabor, los dioses se apiñaron como moscas en torno al sacrificante

Les suena parecido al de Noe, ¿no? Releyendo mi post anterior hay demasiadas semejanzas, con una antigüedad de más de 1500 años a favor de Utnapishtin.
Revelación: lo de Noe es un plagio o, en el mejor de los casos, se basó en la misma leyenda que nuestros amigos sumerios. Es curiosa la falta de respeto de los sumerios hacia sus dioses. Aparentemente, se aterrorizaron más que los hombres.

EGIPTO

Pero esto no es todo: leemos en un fragmento del Libro de los Muertos egipcio unas enigmáticas palabras del dios Atón, que se han asociado con nuestro tema:

“(...) han destruído secretamente cuanto has creado (...) esta Tierra ha desaparecido con el alba de la existencia, en el océano del cielo (Diluvio), surgiendo del Caos de los primeros tiempos.”
Esto en realidad es muy poco y muy oscuro (no hay arca, ni animales, ni paloma...).

GRECIA

Los griegos, en cambio, estuvieron más explícitos:

Parece ser que Zeus se enojó cuando un tal Licaón sacrificó un niño en su honor. Zeus lo convirtió en lobo, pero los hijos repitieron el sacrificio (¿qué quieren? ¡Nadie les había avisado de los gustos de Zeus!) El dios bajó a la tierra para recriminarlos y los humanos, para agasajarlo le sirvieron un rico guiso de oveja, cabra y .... niño.

No se sabe si a Zeus le cayó mal la comida o no entraba en su dieta, lo cierto es que montó en una cólera tremenda y decidió exterminar a la humanidad con un diluvio (un poco ilógico ¿no? Así son los dioses).

Deucalión, fue advertido por su padre, el Titán Prometeo, de que construyera un arca, la abasteciera y se instalase en ella con su esposa Pirra.
Luego sopló el Viento Sur y comenzó a llover y los ríos corrieron con el estruendo del mar, que creció con asombrosa rapidez, arrasando con todo. El mundo entero quedó inundado, con excepción de unas pocas cimas de montañas.
El arca se mantuvo a flote durante nueve días, hasta que en el Monte Parnaso, una paloma le confirmó a Deucalión el cese del Diluvio.
Después del desembarco a salvo, Deucalión y Pirra ofrecieron un sacrificio a Zeus y suplicaron en el Templo de Temis, que la humanidad fuese renovada. Temis se les presentó personalmente y les dijo: “Cubríos la cabeza y arrojad hacia atrás los huesos de vuestra madre”. Los sobrevivientes interpretaron que la Diosa hacía referencia a la Madre Tierra, cuyos huesos eran las rocas que había en la orilla del río. Por lo tanto, levantaron las rocas cercanas al río y las arrojaron por encima del hombro. Las rocas se convirtieron en hombres y mujeres, según las hubiesen arrojado Deucalión o Pirra.

INDIA
Para no ser menos, los hindúes relataron su propio diluvio. Según el Bhagavata Purāna , el avatar Matsya (‘pez’ en sánscrito) de Vishnú se le apareció al rey Manu, entonces rey de Dravida, cuando él se estaba lavando las manos en un río. El pececito le pidió que lo salvara, por lo que el rey lo puso dentro de su lota (recipiente de cobre), el pez creció, y el rey tuvo que ponerlo en un charco. Volvió a crecer y el rey lo puso en un lago. Volvió a crecer y el rey lo puso en el océano.
Agradecido, Matsya le dijo al rey que vendría una inundación.
El rey construyó una gran nave, donde alojó a su familia y el semen de todos los animales para repoblar la Tierra (primer caso de fertilización asistida).
Enganchó la nave al cuerno del pez Matsya, que los arrastró a través del diluvio. Para no ser menos, al finalizar el diluvio la nave encalló en una montaña del Himalaya. No se menciona a la popular paloma.

CHINA

¿Y los chinos? No podían faltar. De los distintos relatos del diluvio, se encuentra el de Fah-le que fue ocasionado por la crecidas de los ríos en el 2.300 a.C.
Pero la más antigua de las tradiciones, cuenta que Nu-wah ( ¿no les suena parecido a Noe? A ver si Noe resulta ser chino) se salvó junto a su mujer, sus tres hijos (¡también tres hijos, como Noe! Esto ya pasa de casualidad) y las esposas de éstos en una embarcación donde dieron cabida a una pareja de cada animal conocido.
Tan importante es esta leyenda de Nu-wah que hoy en día se escribe la palabra “nave” en chino, representada por una barca con ocho bocas adentro (en alusión a los ocho seres que se salvaron de la catástrofe).

OTROS
Cierro la lista con la sola mención (porque la relación se haría interminable) de leyendas diluviales de otros pueblos.

Fueron inundados por los dioses:

Los aztecas (dos diluvios, a falta de uno)

Los incas

Los aborígenes australianos

Ciertas tribus de indios norteamericanos

Los serbios (mitos eslavos recogidos en Serbia)

y seguramente se me escaparon algunos.

Queda abierta a discusión esa generalización del diluvio. ¿Habrá existido, y quedó en la memoria de los pueblos? Pero debe haber sido universal en serio, porque lo mencionan tanto los mesopotámicos como los chinos y los americanos.

Prácticamente todas las razas y pueblos cuentan entre sus leyendas con la del hombre (por lo general junto a su familia) que por gracia divina, se salva de un castigo en forma de diluvio que termina con los hombres y los animales. En la mayoría de los casos, salva una pareja de cada especie animal y junto a sus familiares conforma la nueva generación de la raza humana.
Se puede decir que es el único acontecimiento que toda la humanidad ha compartido casi al mismo tiempo.

Si alguno de mis lectores tiene una hipótesis, lo invito a compartirla en bien de la ciencia. De todas maneras, les deseo un próximo año lleno de cosas buenas. ¡Feliz 2010!

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lunes, 14 de diciembre de 2009

HABLEMOS DE DILUVIOS - NOE, GILGAMESH Y LOS OTROS (1ª PARTE)


Todos sabemos lo que es un diluvio. Una lluvia padre, combinada con inundaciones, que no deja alma viviente a su paso. ¿Universal? Ya veremos.

El más popularizado relato de este, llamémoslo así, fenómeno meteorológico es, por supuesto, la Biblia. La “foto” de los animalitos entrando pacíficamente en el Arca por parejas, como si de un crucero de placer se tratara, está en todos los libros de instrucción religiosa para niños.
Afortunadamente, los niños no son todos estúpidos, y hay que hacer malabares para explicarles, por ejemplo, por qué el león no se desayuna a la cabra (a mí me dijeron que Dios los había transformado a todos en herbívoros para el viaje).
Bueno, el relato es así (Biblia de Jerusalén) (sacrílego de mí lo abrevié, para hacerlo más digerible)

Génesis, 6

5 Viendo Yahvé que la maldad del hombre cundía en la tierra..................,
6 le pesó a Yahvé de haber hecho al hombre en la tierra, y se indignó en su corazón.
7 Y dijo Yahvé: «Voy a exterminar de sobre la haz del suelo al hombre que he creado, - desde el hombre hasta los ganados, las sierpes, y
hasta las aves del cielo - porque me pesa haberlos hecho.»(
Jahvé estaba enojadísimo. Vaya por las serpientes, pero: ¿qué culpa tenía el ganado y las aves ¿se estaban portando mal?)
8 Pero Noé halló gracia a los ojos de Yahvé.
...........................................
13 Dijo, pues, Dios a Noé:............................
14 Hazte un arca de maderas resinosas. Haces el arca de cañizo y la calafateas por dentro y por fuera con betún.
15 Así es como la harás: longitud del arca, trescientos codos; su anchura, cincuenta codos; y su altura, treinta codos.
(El codo, o sea la longitud del antebrazo, era variable. Según los expertos, el codo de los patriarcas medía unos 50 centímetros. Brazo largo, los patriarcas. La longitud del arca sería entonces de unos 150 metros).
...........................................
17 «Por mi parte, voy a traer el diluvio, las aguas sobre la tierra, para exterminar toda carne que tiene hálito de vida bajo el cielo: todo cuanto
existe en la tierra perecerá
(¿y los peces?¿cómo exterminarlos justamente con una inundación? Los peces, encantados. Noe se salvó de llevar un acuario, con ballenas incluidas)
18 ................... Entrarás en el arca tú y tus hijos, tu mujer y las mujeres de tus hijos contigo.
19 Y de todo ser viviente, de toda carne, meterás en el arca una pareja para que sobrevivan contigo. Serán macho y hembra
(No me imagino cómo se las arregló Noe para determinar en tan poco tiempo el sexo de hormigas, langostas, lombrices y otros).
20 De cada especie de aves, de cada especie de ganados, de cada especie de sierpes del suelo entrarán contigo sendas parejas para sobrevivir.
21 Tú mismo procúrate toda suerte de víveres y hazte acopio para que os sirvan de comida a ti y a ellos.»
22 Así lo hizo Noé y ejecutó todo lo que le había mandado Dios.

Génesis 7

(Acá da más detalles, algunos contradictorios)

6 Noé contaba seiscientos años cuando acaeció el diluvio. (Las edades de los patriarcas son inverosímiles en toda la Biblia. Por otra parte, meterse a carpintero naval a los seiscientos años es un absurdo)
7 Noé entró en el arca, y con él sus hijos, su mujer y las mujeres de sus hijos, para salvarse de las aguas del diluvio.
...........................................
10 A la semana, las aguas del diluvio vinieron sobre la tierra.
.........en ese día saltaron todas las fuentes del gran abismo, y
las compuertas del cielo se abrieron,
12 y estuvo descargando la lluvia sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches.
...........................................
19 Subió el nivel de las aguas mucho, muchísimo sobre la tierra, y quedaron cubiertos los montes más altos que hay debajo del cielo.
20 Quince codos
(siete u ocho metros) por encima subió el nivel de las aguas quedando cubiertos los montes.
...........................................
24 Las aguas inundaron la tierra por espacio de 150 días.

Génesis 8
...........................................
4 y en el mes séptimo, el día diecisiete del mes, varó el arca sobre los montes de Ararat.
6 Al cabo de cuarenta días, abrió Noé la ventana que había hecho en el arca,
7 y soltó al cuervo, el cual estuvo saliendo y retornando hasta que se secaron las aguas sobre la tierra.
8 Después soltó a la paloma, para ver si habían menguado ya las aguas de la superficie terrestre.
9 La paloma, no hallando donde posar el pie, tornó donde él, al arca, porque aún había agua sobre la superficie de la tierra; y alargando él su
mano, la asió y metióla consigo en el arca.
10 Aún esperó otros siete días y volvió a soltar la paloma fuera del arca.
11 La paloma vino al atardecer, y he aquí que traía en el pico un ramo verde de olivo, por donde conoció Noé que habían disminuido las aguas de encima de la tierra.
12 Aún esperó otros siete días y soltó la paloma, que ya no volvió donde él.
...........................................

19 Todos los animales, todos los ganados, todas las aves y todas las sierpes que reptan sobre la tierra salieron por familias del arca.
20 Noé construyó un altar a Yahvé, y tomando de todos las animales puros y de todas las aves puras, ofreció holocaustos en el altar.
21 Al aspirar Yahvé el calmante aroma
(¡¡por favor!!), dijo en su corazón: «Nunca más volveré al maldecir el suelo por causa del hombre, porque las trazas del corazón humano son malas desde su niñez, ni volveré a herir a todo ser viviente como lo he hecho.
...........................................

Génesis 9

...........................................
8 Dijo Dios a Noé y a sus hijos con él:
9 «He aquí que yo establezco mi alianza con vosotros, y con vuestra futura descendencia,
...........................................
11 Establezco mi alianza con vosotros, y no volverá nunca más a ser aniquilada toda carne por las aguas del diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra.»
12 Dijo Dios: «Esta es la señal de la alianza que para las generaciones perpetuas pongo entre yo y vosotros y toda alma viviente que os acompaña:
13 Pongo mi arco en las nubes, y servirá de señal de la alianza entre yo y la tierra.
14 Cuando yo anuble de nubes la tierra, entonces se verá el arco en las nubes,
15 y me acordaré de la alianza que media entre yo y vosotros y toda alma viviente, toda carne, y no habrá más aguas diluviales para exterminar toda carne.


Hasta aquí el relato bíblico. La mayoría de los estudiosos consideran que fue escrito alrededor del siglo V AC, basándose en dos perdidas fuentes anteriores, (Los católicos y judíos ortodoxos, en cambio, lo atribuyen a Moisés, aprox. 1200 AC, coautor con Jehová, nada menos, así que nada de decir que son leyendas) pero si cuestionamos su origen divino (con lo que nos condenaremos al infierno) podemos suponer que la historia del diluvio se basa en leyendas mucho más antiguas, transmitidas oralmente.

Veremos en el próximo post cómo hay pruebas que apoyan esta teoría, junto con extrañas coincidencias en diversas culturas que hacen verosímil la teoría del diluvio (¿o serán puras casualidades?).

Nos encontraremos el 31 de diciembre, para brindar.

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domingo, 22 de noviembre de 2009

JUANA DE ARCO – SANTA, VIRGEN, MARTIR Y MUCHO MAS


Tenemos aquí el ejemplo de una meteórica carrera a la inmortalidad. Entre los 13 y los 19 años Juana fue pastora, diplomática, capitana de guerra con estandarte propio y mando de tropas, estratega, hacedora de reyes, prisionera, vendida a los enemigos, juzgada por la iglesia, condenada y quemada. Es difícil comprender cómo tuvo tiempo para todo eso. Y el ritmo siguió después de muerta: vuelta a juzgar, indultada, beatificada, canonizada, declarada protectora de cantidad de gremios y asociaciones, santa patrona de Francia….y sigue la lista.

Juana la hiperactiva en realidad se llamaba Jehanne, y nunca usó el apellido paterno Darc. Se hacía llamar Jehanne la Pucelle, o sea Juana la doncella..

La síntesis de su vida vertiginosa es breve; su intervención en los hechos históricos está comprobada, pero su propia historia, sus palabras y motivaciones son sumamente dudosos, dado que proceden en su mayoría de sus declaraciones en el juicio eclesiástico que terminó con su condena y muerte, y este juicio fue mentiroso y falseado del principio al fin, las actas adulteradas y las declaraciones tergiversadas, o borradas. Veamos de todos modos la historia oficial.

Nació Juana en Domrémy, aldea de Lorena, en 1412 (se supone; la fecha exacta no la conocía ni ella) hija de agricultores.
Desde los 13 años (ella fue quien lo dijo en su juicio) comenzó a oír voces que al comienzo provenían de la iglesia. En un principio, le pareció la voz de un ángel, una voz muy noble (así dijo). Con el tiempo, la fue atribuyendo a Dios, luego a san Miguel, y finalmente la fijó en santa Catalina y santa Margarita, muy veneradas en esa época.
Cuando la interrogaron en la corte sobre las visiones se negó a dar más explicaciones. Con lo que sí insistió hasta el cansancio, y se convirtió en el motivo de su vida (y de su muerte) fue en el mensaje que le transmitían las voces. Le urgían a expulsar a los ingleses de Francia, comenzando por hacerles levantar el sitio de la ciudad de Orleans.

Y aquí es necesario un breve repaso de la situación franco inglesa.

En 1328 moría Carlos IV, último rey de Francia de la dinastía Capeto, sin dejar hijos varones. En la sucesión, muy disputada por descendientes de ramas colaterales con mayores o m
enores derechos, se presentó el rey de Inglaterra, Eduardo II, pretendiendo el trono de Francia con razones bastante legítimas, por la rama femenina.

Por el lado francés los nobles, con varios desacuerdos, eligieron y consagraron al primo del difunto Carlos, nombrado Felipe VI, de la casa de los Valois.

Y se armó nomás la guerra, entre los reyes de Inglaterra y los Valois, nada menos que por el trono de Francia. La guerra duró, entre conflictos y treguas, ciento dieciséis años, por lo que se lo llamó la guerra de los cien años, para redondear.

Para complicar, nobles franceses descontentos o aprovechados combatieron del lado inglés contra los Valois y sus partidarios.

Ya sé, todo esto es bastante enredado, pero constituye el marco de l
a historia de Juana de Arco.

Para la época de su nacimiento (cerca del 1400) los franceses iban perdiendo en toda la línea. Por estupidez e incompetencia de sus reyes, el territorio estaba invadido, el reino estaba en inminente peligro de disolución, el último rey de Francia, Carlos VI el loco (sí, tenía ataques de locura con períodos de cordura; la peor situación) había declarado que su hijo, el Delfín (heredero) era bastardo (lo que era bastante creíble, dadas las costumbres de la reina) y designado como sucesor al rey de Inglaterra.

Muere Carlos VI y los ingleses, apoyados por el duque de Borgoña (francés) y sus partidarios, invaden para reclamar el trono.

Están sitiando la ciudad de Orleans, punto clave, mientras que el Delfín, con la autoestima por el suelo por haber sido oficialmente declarado hijo de p….., permanece indeciso, rodeado de sus barones y
tropas leales, todos en estado deliberativo y sin hacer prácticamente nada.

Y aquí irrumpe la doncella como un vendaval. Ya a sus tempranos trece años, cabezadura como una mula, persistente hasta la exasperación, tiene una simple idea fija: Francia para los franceses. Los ingleses deben irse inmediatamente del territorio, por las buenas o las malas. No es ella quien lo dice: sólo obedece a sus voces. ¡Es una orden de Dios!

Consigue Juana quien la apadrine, se viste de hombre (ofensa gravísima en esa época), atuendo que no abandonará hasta sus últimos días, («Todo lo que yo hago es por orden de Nuestro Señor. Si él me ordenara tomar otro hábito yo lo tomaría, porque sería por orden de Dios». Nuevamente el teléfono directo) y llega a Chinon, donde se encuentra el Delfín y su corte.

Éste se esconde entre sus cortesanos para ver si Juana es capaz de reconocerlo (esto da una idea de la “sagacidad” del sujeto).
Por supuesto, a Juana le basta con buscar al que tiene más cara de bobalicón para descubrirlo.

Le acomoda su discurso de liberación inmediata («Señor Delfín, me llamo Jehanne, la Pucelle; y el Rey del Cielo te envía una palabra a través de mí, por la que tú serás consagrado y coronado en Reims, y que tú serás el lugarteniente del Rey del Cielo, que eso es ser rey de Francia»), y lo convence (o tal vez le convenga dejarse convencer; nunca se sabrá).

Y allí va Juana, arengando a los nobles de la corte, que estaban esperando a alguien con las ideas claras, y luego a las tropas, gente salida del pueblo que sufre bajo la dominación extranjera.

Enardece el ánimo de todos y los lleva a Orleans. Levantan el sitio. Recuperan la ciudad. Primer triunfo para las voces, que predecían la victoria («Ella me decía que yo levantaría el asedio de Orleans»).

La heroína del día era la Doncella, pese a no haber combatido. Bastaba con su presencia, enarbolando su estandarte de capitana. Poco más podía hacer, ya que el equipo, sin contar lanza, escudo y espada, pesaba sus buenos treinta kilos, nada apto para que una dama, por fornida que fuese, anduviera a los golpes con semejante ferretería encima.

Los soldados ya la consideran una santa, y la siguen ciegamente. Se suceden una serie de batallas victoriosas, que alejan el peligro inmediato de ruina francesa.

Y luego, a Reims, ciudad tradicional de coronación de los reyes de Francia. Consigue que el Delfín se decida (notable hazaña) y se haga consagrar y coronar como Carlos VII.

Juana, vehemente como es, no se da cuenta, pero para Carlos VII su trabajo ha terminado, y es el tiempo de la diplomacia y los tratados. Juana es mujer de ideas fijas y extremas, y querrá seguir peleando hasta que no quede un inglés en Francia.

Solapadamente, Carlos le irá restando apoyo, ignorará sus pedidos de refuerzos, hasta que inevitablemente Juana caerá prisionera.

Juana declaró más adelante en su proceso, que sus voces, las de Santa Catalina y Santa Margarita, le hicieron saber que sería capturada, pero no tenía por qué sufrir porque Dios le ayudaría a pasar el trance (aquí las voces se equivocaron de medio a medio). Además ella probó de pedir a qué hora sería tomada presa, pero las voces no se lo dijeron.

El conde Jean de Luxemburgo, cuyos hombres habían apresado a Juana, la trató con toda deferencia, y su prisión fue llevadera (pese a lo cual, intentó escaparse dos veces) pero al mismo tiempo la puso directamente en venta, cosa bastante deshonrosa pero usual con los prisioneros de guerra en esa época.

Carlos VII se hizo el desentendido, o estaba ocupado con otros temas, por lo que Juana resultó adjudicada a los ingleses, sus peores enemigos.

La entrega fue efectivizada en Ruan, luego de atravesar varias ciudades en una larga marcha. Al
lí su suerte empeoró definitivamente. Fue encarcelada, esposada, y astutamente derivada por los ingleses a tribunales eclesiásticos, es decir la Inquisición.

El proceso fue por herejía (pretensión de comunicación directa con Dios y sus santos) y por usar ropa masculina (¡!!!) El tribunal fue presidido por Pierre Cauchon, obispo de Beauvais vendido a los ingleses (hizo honor al apellido; actuó como un cerdo) y sus procedimientos fueron, según los historiadores, una farsa. La mayoría de los jueces estaban comprados, y el resto sufrieron fuertes presiones de los ingleses.

Con la habitual lentitud de la justicia, el proceso se arrastró durante cinco meses. Las intervenciones de Juana fueron claras y valientes, pero los ingleses se impacientaban.

Finalmente, Juana firmó una retractación de sus dichos sobre las voces y aceptó vestirse “adecuadamente”, lo que conllevaba una penitencia transitoria, pero dos días después se presentó nuevamente vestida de hombre y manteniendo la autenticidad de las voces.

No se sabe si fue engañada, inducida o sufrió un ataque de su habitual fanatismo, pero con esa actitud se convirtió en relapsa, o sea reincidente. Muerte en la hoguera, sin escapatoria.
Victoria de los ingleses y de su asalariado, el traidor obispo Cauchon. Se descabezaba la línea dura de Francia. Quedaba abierto el camino de negociaciones interminables.

La ejecución de Juana fue muy fantaseada por la posteridad. Corren historias de su desesperación inicial y la recuperación de su entereza.

Place du Vieux Marché (Plaza del Viejo Mercado), Ruán, 30 de mayo de 1431. Unas diez mil personas más mil soldados ingleses, todos expectantes, a las nueve de la mañana de aquel día.

Juana iba vestida de blanco y llevaba algunos detalles en recuerdo de Jesús. En el centro había una hoguera montada; una plataforma con una estaca en el medio a la cual sería atada, con un montón de ramitas de madera para poder calar fuego a sus pies.

Cauchon: «Como miembro podrido, te hemos desestimado y lanzado de la unidad de la Iglesia y te hemos entregado a la justicia secular»


Entonces un alguacil dio la orden de ejecución y el verdugo la llevó a la estaca. Llevaba un papel clavado en la parte superior con las palabras «hereje, reincidente, apóstata, idólatra».

Como último deseo, Juana reclamó que los sacerdotes alzasen una cruz delante de sus ojos hasta que ella muriese, para que así acabara sus últimos momentos acompañada de Dios.

Juana entonces gritó: «Ruán, Ruán, ¿puedes sufrir por ser el lugar de mi muerte?».
Un auxiliar subió a la plataforma y alzó la cruz, y ya entre las llamas, ella todavía le pidió que bajara para que no se llevara ningún disgusto, pero siempre con la cruz alzada, para que fuese lo último que ella
viera.
Así lo hizo y Juana se perdió entre las llamas. Pero todavía pudo gritar la palabra «¡Jesús!» varias veces.

Se dice que antes de que muriera la Pucelle, Cauchon se acercó a ella, y Juana gritó: «Yo moriré por su culpa, si yo me hubiese entregado a la iglesia y no a mis enemigos, yo no estaría aquí».

Bueno, todo esto es muy dramático y emocionante, pero no puedo sustraerme a pequeños demonios de incredulidad.
En primer lugar, las voces. Comenzó por lo obvio en una campesina iletrada: Dios. Pasó a un santo específico, y luego a dos santas de moda. ¿Hasta qué punto Juana creía a las voces o las voces decían lo que Juana quería creer? Me suena a argumento inventado para conseguir sus fines o a alucinación psicótica. Como en las religiones, no hay nada demostrable. Se cree o no se cree.

Luego, su muerte. Guarda demasiadas semejanzas con la muerte de Jesús como para ser casualidades. En primer lugar, la mansedumbre. Diría que los que contemplan una muerte tan horrible como la de ser quemado vivo, o bien se debaten y hay que llevarlos arrastrando o están insensibilizados por el terror, casi exánimes. No me imagino a alguien caminando tranquilamente y departiendo con sus acusadores.

El detalle del cartel clavado en la estaca está calcado del INRI de la cruz.

Finalmente, las últimas palabras. Alguien a quien se le está calcinando la anatomía no dice “Jesús, Jesús” y además se pone a discutir con su juez. Entre el humo y la falta de aire por la combustión, sin mencionar
el dolor atroz, lo único que puede hacer es toser o aullar, o las dos cosas.

No digo ninguna novedad si sospecho que la historia de Juana está tan retocada que guarda un muy remoto parecido con la realidad. Desgraciadamente, el mito está tan arraigado que ya es la realidad.


Para completar, la posteridad la idealizó y la transformó en una santa enviada por Dios para salvar a Francia. (No se explica qué motivo pudo haber tenido Dios para preferir los franceses a los ingleses, pero así es la cosa), y con eso no se discute.

Los espero dentro de quince días o antes, si puedo. Hasta pronto.


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sábado, 31 de octubre de 2009

CABALLOS PRÓCERES

Se dice que detrás de cada gran hombre hay siempre una gran mujer, pero lo cierto es que debajo de todo gran hombre hubo siempre un gran caballo. Antes de la invención del automóvil, claro.

PEGASO
Éste no existió. Lo inventaron los griegos.

Dicen que nació de la sangre derramada por Medusa cuando Perseo le cortó la cabeza.
Tenía unas enormes alas que usaba, obviamente, para volar.
Su jinete fue Belerofonte, quien logró domarlo gracias a unas bridas de oro que le regaló Palas Atenea. Entre otras cosas, caballo y jinete en colaboración mataron a la Quimera, monstruo horrible.
Pegaso debía tener un excelente control intestinal en vuelo, porque no se registran en la mitología lluvias de bosta sobre Grecia.

JANTO
Junto con Balio, eran los caballos inmortales uncidos al carro de guerra de Aquiles. Fueron un regalo de Zeus a Peleo, padre de Aquiles, quien los llevó a Troya.

Eran corceles ligeros que volaban como el viento y tenían por madre a la harpía Podarga, la cual, paciendo en una pradera junto a la corriente del Océano, los concibió del Céfiro (los griegos derrochaban imaginación).

Cuando Patroclo fue muerto por Héctor frente a Troya, los corceles de Aquiles lloraron, fuera del campo de la batalla.

Más adelante, antes de llevar a Aquiles a la batalla, Janto se largó a hablar (ya mencioné la imaginación griega):

“Y Janto, el corcel de ligeros pies, bajó la cabeza ‑sus crines, cayendo en torno de la extremidad del yugo, llega­ban al suelo-, y, habiéndole dotado de voz Hera, la diosa de los níveos brazos, respondió desde debajo del yugo:
Hoy te salvaremos aún, impetuoso Aquiles; pero está cercano el día de tu muerte, y los culpables no seremos no­sotros, sino un dios poderoso y la Parca cruel. .....
Dichas estas palabras, las Erinias le cortaron la voz”
(Iliada, Canto XIX, 404 a 418)

CABALLO DE TROYA
No necesita presentación. Pese a ser de madera, contribuyó decisivamente a la caída de Troya, gracias a los numerosos guerreros ocultos en su panza.
Hay varias versiones sobre este animal y la artimaña. (Ver mi post “Ulises el tramposo” del 14/5/2008).
Gracias a su facilidad de infiltrarse, ha dado su nombre a los “troyanos”, simpáticos virus informáticos que pueden arruinarte el contenido del ordenador.

BUCÉFALO
Era negro azabache y una estrella blanca en la frente con forma de cabeza de buey, o bien su cabeza tenía forma ancha y redondeada, como de buey (hay discrepancias), de ahí su nombre, que significa “cabeza de buey”.
Dice Plutarco que era un indómito animal que se espantaba de su propia sombra, al que Alejandro logró domar, ante la admiración de todos, colocándolo frente al sol. Astuto, el hombre.
Bucéfalo acompañó a Alejandro durante todas sus campañas. Luego de la batalla de Hidaspes, en el norte de la India (¿Qué estaba haciendo Alejandro por esos andurriales?) Bucéfalo murió, seguramente de viejo, a los 30 años.
Ahí nomás Alejandro fundó una ciudad, que llamó Alejandría Bucefalia (no me pregunten cómo se llamaba a los habitantes de esa ciudad).

Lo curioso es que, días después, el ejército se amotinó, negándose a seguir adelante. Alejandro tuvo que pegar la vuelta hacia Grecia, con la duda de que si sus hombres habían llegado hasta la India siguiéndolo a él o al caballo.
Muerto Bucéfalo, se acabaron las conquistas; lo demás fue “retirada victoriosa”.

GENITOR
No podía faltar Julio César. Su caballo se llamaba Genitor, que significa “padre”. Una extraña forma de honrar a la familia. Llamar “papá” al caballo dice bastante acerca de los complejos de Cesar.

Dice Suetonio:
“Montaba un caballo singular, cuyos cascos parecían pies humanos, pues estaban hendidos a manera de dedos. Este caballo había nacido en su casa y los augures habían prometido a su dueño el imperio del mundo; por esta razón le crió con cuidadoso esmero, encargándose él mismo de domarlo, erigiéndole más tarde una estatua delante del templo de Venus Madre.”
Esto de un caballo con pies (¿usaría zapatillas en lugar de herraduras?) me resultó algo difícil de tragar, hasta que me enteré de que era algo causado por la desactivación del gen inhibidor que impide el crecimiento de más dedos en los caballos aparte del tercero durante el desarrollo embrionario. Me rindo ante el gen.
Aparte de esta singularidad, que le hacía dar puntapiés en lugar de coces, nada más se sabe de este animal

INCITATUS
El emperador Caligula poseía un caballo de carreras, de origen español, al que llamó Incitatus. Tenía tal devoción por este caballo, que:
“la víspera de las carreras del circo mandaba soldados a imponer silencio en la vecindad, para que nadie turbase el descanso de aquel animal.
Hizo construirle una caballeriza de mármol, un pesebre de marfil, mantas de púrpura y collares de perlas; le dio casa completa, con esclavos, muebles, y todo lo necesario, para que aquellos a quienes en su nombre invitaba a comer con él, recibiesen magnífico trato, y hasta se dice que le destinaba el consulado”, siempre según el chismoso de Suetonio (69-140 DC)

Es habitual decir que Calígula hizo cónsul a Incitatus. No exageremos; se dice que le destinaba un consulado, no que fuese cónsul. Dado el carácter extraviado de Calígula, puede que todo esto se debiera a su desprecio (justificado) por los obsecuentes senadores, a quienes anteponía un caballo.

OTHAR
Para describir la ferocidad de Atila, el rey de los Hunos, se dice que por donde pasaba no volvía a crecer el pasto. Ese no es ningún mérito de Atila, sino en todo caso de su caballo.

Otro dato ilustrativo: Othar no era propiamente un caballo, sino un tarpan (caballo salvaje de mongolia), raza que sólo alcanza 1.30m de alzada. Se deduce que Atila tenía piernas cortas; de lo contrario arrastraría los pies por el suelo montado en ese caballo. En realidad, todos los hunos eran bajitos y de piernas cortas. Los piernilargos no tendrían más remedio que andar a pie.

LAZLOS
Caballo de raza árabe, preferido por Mahoma. En realidad, Mahoma tenía debilidad por los camellos, en particular por su viejo Al-Qaswa pero, como buen árabe, era aficionado a los caballos. Se dice en el Coran que “El diablo nunca osará entrar en una tienda habitada por un caballo árabe”

BURAQ
Caballo de la tradición islámica. Dice el Coran (Sura XVII, El Viaje Nocturno)
“Gloria a aquel que ha transportado, durante la noche, a su servidor desde el templo sagrado de la Meca al templo lejano de Jeru­salem, cuyo recinto hemos bendecido, para mostrarle nuestros milagros.”

Se trata aquí del viaje aéreo que Mahoma habría hecho del templo de la Meca al templo de Jerusalén, y luego a través de los siete cielos hasta el trono de Dios.
Mahoma habría sido trans­portado a las regiones celestes por el ángel Gabriel, en un caballo llamado “Buraq”, a quien la tradición representa como un ser alado con cara de mujer, cuerpo de caballo y cola de pavo real.
Una de las creencias universalmente admitidas hoy entre los musulmanes es la de que aquella ascensión fue real.
Se añade que este viaje celeste en que Mahoma vio los siete cielos y conversó con Dios, se hizo tan rápidamente que el profeta halló al volver el lecho caliente aún, y como el puchero en que calentaba agua estuviese próximo a hervir antes de su marcha, volvió bastante a tiempo para quitarlo sin que se hubiese derramado ni una gota.

Como detalle irreverente, existe en Libia una línea aérea Buraq Air Transport. Viaja a Europa, no al séptimo cielo.

BABIECA
En la tradición popular, el Cid Campeador y Babieca están tan indisolublemente unidos que no se concibe al uno sin el otro.

No hay coincidencia sobre la raza y aspecto de Babieca. Se cree que era blanco y de raza andaluza, de aspecto no muy lucido, pero gran corredor y fuerte en el combate.

En el poema del Cid existe la siguiente mención, cuando el Cid ofrece a Babieca como regalo al rey Alfonso VI:

Por nombre el caballo Babieca cabalga,
Quando hobo corrido, todos se maravillaban

[CRONISTA]
Mio Çid en el caballo adelante se llego,
Fue besar la mano a su señor Alfonso.

[CID]
Mandastesme mover a Bavieca el corredor,
En moros ni en cristianos otro tal no ha hoy;
Hy vos le do en don, mandedes le tomar, señor.

[CRONISTA]
Esora dixo el rey:

[REY]
D’esto no he sabor.
Si a vos le tolliese, el caballo no habria tan buen señor,
Mas atal caballo como este para tal como vos,
Para arrancar moros del campo y ser segudador;
Quien vos lo toller quisiere, no le vala el Criador,
Ca por vos y por el caballo honrados somos nos.


O sea que Alfonso consideraba socios al Cid y al caballo, en pie de igualdad.

Hay una leyenda que dice que, muerto el Cid, sus hombres sujetaron el cadáver erguido sobre Babieca, y lo hicieron entrar en batalla. Desde la lejanía, los moros creyeron que el Cid se les venía encima y huyeron despavoridos. De ahí el dicho de que el Cid ganó batallas después de muerto.
EPILOGO
Para no hacer interminable este post, sólo mencionaré a otros famosos:

El caballo de lady Godiva, quien enjaezó y adornó a su caballo y salió a desfilar enteramente desnuda por el pueblo, como protesta por los impuestos que aplicaba su esposo.
Curioso caso de jinete desnudo sobre caballo vestido.

Rocinante el inmortal, pacífico animal, gran amigo del asno de Sancho Panza.

As de Oros, de Emiliano Zapata

Molinero, de Hernán Cortés

Silver, del Llanero Solitario

Sombragris (Sadowfax) de Gandalf. Al final de la saga, lo acompañó a Aman, la tierra bendecida.

y cien caballos más, que omito por brevedad.

No quiero terminar sin rendir un homenaje a Gloria, la yegua de mi hermano, que no era famosa, pero era muy linda.

Y con este toque personal, me despido hasta el 15 de noviembre. Un abrazo a todos.



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jueves, 15 de octubre de 2009

LA PAPISA JUANA - UN PAPA EMBARAZADO


Si alguno de ustedes pregunta a un sacerdote o religioso acerca de los hechos que voy a relatar, observará con sorpresa cómo el interlocutor adquiere un curioso tono rojizo y pregunta indignado quién les contó esa vergonzosa mentira anticatólica; seguramente algún ateo, judío, masón o enemigo de la Iglesia. El hecho es que la primera versión surgió de los escritos de un monje dominico, Jean de Mailly, Chronica Universalis Mettensis (1254) seguido de otro dominico, Martín de Opava,. fallecido en 1278 (Chronicon pontificum et imperatorum). Ya en esa época se daba por cierta, y siguió creyéndosela nada menos que hasta el siglo XVI. Casi cuatro siglos. Hasta historiadores católicos, como Platina, la admitieron, aunque con reservas, en la Historia de los Papas. (ver nota al pie) Luego fue cayendo en el descrédito y hoy nos hemos perdido una sabrosa anécdota escandalosa llena de color.
Con tantos años de vida la historia registró algunas variantes, pero en líneas generales, basándonos en los dos venerables monjes citados, dice así:

Nació Juana cerca de Maguncia, hoy ciudad de Alemania, en el año 822. Se dijo después que era hija de Gerberto, un monje predicador inglés, lo que en esa época no escandalizaba a nadie. Ahora tampoco, según van las cosas.

Entre tantas prédicas, y con el ejemplo del papá, la nena le tomó gusto a la ciencia, pero ¡ay!, en el siglo IX las mujeres no debían estudiar; era algo contra la naturaleza y la voluntad de Dios, así que Juanita se tuvo que vestir de hombre e ingresar a los monasterios para poder estudiar. Ejemplar. Pero (cuándo no) hay otra versión. Se dice que Juana, en su temprana adolescencia, se escapó con un joven monje y, para seguirlo, tuvo que disfrazarse de hombre y, de monasterio en monasterio, libro va, libro viene, se fue haciendo toda una intelectual.

Su amante la abandonó, pero ya le había picado el bichito del estudio y, con el nombre de Johannes Anglicus (Juan el inglés) la dama recorrió las principales universidades de Europa, visitó a la emperatriz Teodora en Constantinopla, estudió en Atenas, volvió a Alemania y se trasladó a la corte de Carlos el Calvo, rey de los Francos. Finalmente, a los 26 años se estableció en Roma como docente. Una carrera meteórica y una trotamundos insaciable.

Siempre vestida de hombre (un pecado horrible en esos tiempos) continuó mejorando su curriculum frecuentando a influyentes obispos y cardenales de la Curia. Parece que manejó bien las relaciones públicas porque consiguió ser presentada al papa León IV y enseguida se convirtió en su secretaria para los asuntos internacionales. En el 855 murió el papa y Juana, con 33 años, fue elegida como Benedicto III o Juan VIII (no hay coincidencia sobre esto entre los relatores).

Dos años gobernó Juana a la Iglesia, con general aceptación. Lamentablemente, también se dedicó a otras actividades no tan religiosas. Hay discrepancias acerca de quién fue el copartícipe, pero lo cierto es que, disimulado entre las opulentas vestiduras pontificales, algo iba creciendo en el interior de Juana. Con tanta sabiduría, nuestra papisa no supo calcular el tiempo de gestación, y el momento del parto la sorprendió en medio de una solemne procesión desde la basílica de San Pedro a San Juan de Letrán, en una calleja estrecha entre el Coliseo y la iglesia de San Clemente. Si a ella la sorprendió podemos imaginarnos la estupefacción del público al ver al recién nacido en brazos del papa (nunca tan apropiado el título de papa).

Y ahí vuelven a dividirse las versiones. Hay quien dice que Juana falleció de parto, pero la versión más difundida es que en el acto fue encadenada por el pie a la cola de un caballo, arrastrada y lapidada por el pueblo durante media legua.

Pero aquí no termina la historia. Según varias fuentes, a partir del año 1000, y durante cinco siglos, se habría practicado una verificación del sexo de cada nuevo elegido al trono pontificio. Esta ceremonia se llevaba a cabo en el palacio de Letrán. Todos los nuevos papas eran invitados a sentarse sobre un trono de pórfido perforado bajo el cual se habría deslizado un diácono encargado de verificar la presencia de los atributos masculinos del candidato. Ante la prueba afirmativa, se pronunciaba la frase: testiculum habet et bene pendebant (“tiene testículos y cuelgan bien”) (con perdón). Este rito habría perdurado hasta la elección de León X, en 1513, La Iglesia niega, hoy día, que esta "verificación” tan poco digna se haya realizado. Sin embargo, numerosos testimonios dan crédito a esta situación.

La papisa llegó a ser un tema tan trascendente para la mentalidad medieval que en los alrededores del siglo XI fue incluida en el diseño del primer naipe que se dibujó en el mundo, el famosísimo Tarot. El naipe Tarot llamado de Marsella, que es el único diseñado auténticamente en el medioevo, incluye entre sus arcanos mayores el N° 2: la Papisa.

Otra costumbre que se mantuvo hasta la actualidad es que ninguna procesión ni recorrido papal transita por la calle profanada.

¿De dónde salió esta historia? Queda abierta la recepción de hipótesis. Personalmente, la atribuyo a la imaginación picaresca de los goliardos, movimiento de clérigos vagabundos y estudiantes pobres que proliferaron en Europa durante la Edad Media. La idea de Benedicto XVI alumbrando una criatura en una calle del Vaticano es tan ridícula que sólo se concibe como burla irreverente, y no como ataque a la Iglesia.
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Nota: Platina; Historia de los Papas (106)
“Papa Juan VIII: Juan, de origen inglés, era nacido en Mentz, y se dice que llegó al Papado por artes diabólicas, ya que, siendo mujer, se disfrazó de hombre y fue con su compañero -un hombre instruido- a Atenas, y realizó tales progresos en sabiduría bajo los doctores que allí había que, al llegar a Roma, encontró pocos que pudieran igualarla, y mucho menos sobrepasarla, incluso en el conocimiento de las Escrituras; por medio de su conocimiento, sus inteligentes lecturas y sus controversias, alcanzó tanto respeto y autoridad que, al acaecer la muerte de León (como dice Martin), de común acuerdo fue elegida Papa en su reemplazo. Yendo a la iglesia de Letrán, entre el Coliseo (llamado así por el Coloso de Nerón) y San Clemente, los dolores del parto la asaltaron, y murió en el lugar, tras haber permanecido dos años, un mes y cuatro días en el Pontificado, y fue enterrada allí sin pompa. Esta historia es conocida vulgarmente, aunque ha sido contada por autores inciertos y oscuros; por lo tanto, la he referido al desnudo y brevemente, para no parecer obstinado y pertinaz al admitir lo que generalmente se cuenta; prefiero equivocarme con el resto del mundo; aunque la verdad es que, lo que he contado, no puede considerarse enteramente increíble."
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¿Existió o no existió? Hasta al 31 de octubre.

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miércoles, 30 de septiembre de 2009

ERZSÉBET BATHORY - ¿VAMPIRESA O SANGUINARIA?

Porque la sangre de todo ser viviente contiene su vida".Levítico, 17,14


Algo extraño sucede en Transilvania. En esta región oscura, boscosa y montañosa, hoy perteneciente a Rumania, antes parte de Hungría, los campesinos relatan desde hace siglos extrañas historias con gran éxito de credibilidad. O son unos consumados mentirosos, o son tan supersticiosos e imaginativos que creen que todos los gatos son demonios, o bien la región es de las más emocionalmente insalubres del planeta.

Hace siglos personificaron la leyenda inmemorial de los no muertos, vampiros nocturnos, en el no menos temible Vlad Tepes, noble guerrero sanguinario de existencia histórica allá por 1450, al que adjudicaron sombrías correrías post mortem en busca de sangre humana de cualquier grupo y factor, preferiblemente femenina. Ya sabemos el resultado: Drácula llegó para quedarse y multiplicarse.

Cien años más tarde, en la misma región, las andanzas de una mujer dieron germen a otra leyenda, tan cruel y repugnante como la de Drácula pero más terrena y “verosímil” ya que fue apoyada por las actas de un juicio en toda regla. Desde ese aspecto, podríamos decir que nada hay más fehaciente que un buen sumario judicial, pero ¡ay! no olvidemos que en esa época los interrogatorios incluían invariablemente horrendas torturas, y los torturados no son muy creíbles, sobre todo cuando manifiestan coincidencia hasta en los detalles, y certifican hechos que, casualmente, son idénticos a los preguntados por los inquisidores. Aunque, en este caso, hay denuncias sospechosamente unánimes efectuadas por campesinos que.....bueno, veamos el relato. Ustedes juzgarán o se documentarán luego más a fondo.

Nacida en 1560, Erzsébet Bathory era noble por los cuatro costados. Entre sus parientes figuraban un cardenal y un príncipe de Transilvania. Su primo, el conde Thurzo fue primer ministro de Hungría, y hasta el rey Esteban de Polonia se contaba entre sus familiares. Como nadie es perfecto, tenía una tía lesbiana matizada de sadismo a quien visitaba con frecuencia; un tío hechicero, su ama de cría también era bruja y siguió rodeándose de esta linda gente a lo largo de su niñez y adolescencia.

A los 11 años fue prometida al conde Ferencz Nadasdy. Como era costumbre, la enviaron a vivir con su futura suegra, Ursula (¿Quién introdujo esa costumbre? ¿Drácula?). Por supuesto, se vieron y se odiaron. Erzsébet no perdió oportunidad de abrumar a su futura suegra con su superior nobleza y riqueza. Un paraíso.

Ahí dicen las malas lenguas que Erzsébet a los 13 años hizo una travesura infantil con un peón de la suegra, a resultas de la cual quedó embarazada. Como corresponde, el muchacho fue castrado y lanzado a los perros, y Erzsébet fue enviada a un conveniente castillo familiar para que pariera. Se hizo desaparecer al bebé. Para no tener nuevamente esos problemas, a los 15 años la casaron con el noviecito Ferencz. El esposo agregó el ilustre apellido de Erzsébet al suyo, para honrar la superior nobleza de ella y, de paso, para trepar en la escala social.

Al poco tiempo el marido partió a la guerra. No hay más que verle la cara para darse cuenta que la paz del hogar no era lo suyo. En la guerra, demostró ser satisfactoriamente salvaje, y conquistó el sobrenombre de El Guerrero Negro.

Nueve años pasó el guerrero empalando turcos, Se conoce parte de la correspondencia con su mujer. Ella le describe detalladamente las diversas torturas a que somete a sus doncellas para educarlas en la obediencia, lo que él aprueba como cosa normal. Así eran los tiempos, y el servicio doméstico siempre fue un problema. No me gusta entrar en detalles escabrosos, pero el método educativo que empleaba Erzsébet se basaba en golpes, algún hueso roto, agujas bajo las uñas y ocasionales mordiscos en cuello, rostro o senos de las doncellas (todos los castigos se refieren a doncellas; criadas viejas o siervos varones se la venían salvando o no existían): en algunos de esos mordiscos Erzsébet se entusiasmaba y se quedaba con trozos de carne entre los dientes. Para no escupir, los masticaba de buen grado y los comía con gusto. Esas eran las costumbre señoriales aceptadas por las víctimas, por lo que suponemos que deberían ser más o menos normales en la época y la región. De todos modos, no hacían popular a la condesa entre la gente de los alrededores.

El guerrero negro, luego de cuatro visitas al castillo que se tradujeron en tres hijas y un hijo, murió en 1604, dejando a Erzsébet viuda. Obviamente, su primera medida fue echar a patadas a la suegra del castillo. A continuación se rodeó abiertamente de sus delirantes secuaces brujas y comenzó a experimentar relaciones lésbico-sádicas (como la tía, pero peor) con las siervas y campesinas de los alrededores. Como tenía sus gustos, las exigía de entre 11 y 29 años y, dentro de lo posible, vírgenes, limpias y bonitas. Hombres excluidos.

Para sintetizar y sin entrar en pormenores, las torturaba a gusto (de ella, claro). Como algunas se le morían por las atenciones recibidas, el reclutamiento era continuo. Los habitantes de la zona empezaron a sospechar por la falta de noticias de sus hijas, hermanas, etc, pero era propio de la época y la zona acatar sumisamente y sin preguntas la voluntad de los señores. Delicias de la Edad Media.

Cuentan que la pasión por la sangre que la acompañó hasta su muerte se despertó en Erzsébet de forma ocasional. En una oportunidad en que una pobre sirvienta distraída le dio un tirón de pelo al peinarla, la condesa le propinó el previsible golpe en la cara, con tanto entusiasmo que le rompió la nariz. La hemorragia consiguiente salpicó la mano de Erzsébet, quien ya estaba tan loca que creyó ver que su piel rejuvenecía al ser bañada por la sangre. Entusiasmada por el revolucionario Helene Curtis que le devolvería la frescura perdida (ya tenía 44 años, venerable edad en esos tiempos) la condesa exigió un Body Care integral, para lo cual hizo desangrar a la pobre sirvienta por sus secuaces y ahí nomás se metió en una tina y se dio un chapuzón de sangre.

No creo que ninguno de ustedes haya tenido el placer, pero bañarse con sangre lo deja a uno bastante pegajoso y maloliente. Cuando se vio así nuestra heroína pensó que enjuagarse con agua y jabón, o lo que se usara en esa época, barrería con el rejuvenecimiento recién adquirido, por lo que se hizo lamer íntegramente por sus sirvientas, que además tenían que evidenciar que eso les encantaba, so pena de torturas.

Estos baños revitalizantes se hicieron costumbre, y durante aproximadamente seis años 612 doncellas (la condesa llevaba registros) donaron su sangre contra su voluntad en bien del cutis de la condesa. No sólo el cutis se beneficiaba; el desangrado se fue matizando con torturas de fuerte contenido erótico (para la condesa, no para las víctimas). Reitero que no quiero ser morboso; si quieren detalles búsquenlos en otros blogs, que abundan. El hecho es que conseguir servicio doméstico se convirtió en un serio problema en Transilvania. Además de la escasez por el exceso de fallecimientos, las postulantes eran cada vez más escasas. La cosa ya había trascendido, y las chicas se escondían o emigraban.

Semejante estado de cosas no podía durar. Movido por un sentimiento de justicia, (y también porque la condesa le había prestado enormes cantidades de dinero que no pensaba devolver), el rey Matthias de Hungría se animó a ordenar una investigación sobre esa elevada e intocable condesa. Envió al conde George Thurzo, primo de Erzsébet con un fuerte contingente al castillo de Čahtice.

Llegó Thurzo de improviso y encontró cadáveres tirados por los patios, doncellas desangrándose en los sótanos, horribles instrumentos de tortura, jaulas y sarcófagos con afiladas púas en su interior (“la dama de hierro”), que al cerrarse sobre sus eventuales ocupantes producían la previsible carnicería. El repugnante olor que flotaba en el castillo completaba el cuadro.

El proceso que siguió fue fielmente transcripto en registros, donde figuran las siguientes condenas:

Por su negativa a hablar, Darvulia (una de las brujas) fue condenada a que le cortaran los pechos y le sacaran los ojos, después de lo cual fue quemada viva en la hoguera.

Dos ayudantes de los crímenes, Jo Ann y Dorothea, fueron sentenciadas a que un verdugo les arrancara, con pinzas candentes, todos los dedos de las manos que habían usado en los crímenes. Después de eso, también fueron quemadas vivas en la hoguera. Un sirviente auxiliar, Ficzko, fue decapitado y desangrado, luego arrojado al fuego.

Erzsébet no fue nunca llamada a atestiguar, y nunca fue formalmente acusada. Privilegios de la nobleza. Un aristócrata no debe ser expuesto al escarnio de un juicio público.

El conde Thurzo, que había llevado a cabo los procedimientos, ordenó por su propia cuenta que Erzsébet sufriera arresto domiciliario en su propio castillo de Čahtice. Cuando terminaron los interrogatorios y quedó evidenciada la culpabilidad de la condesa, sin mediar sentencia ni juicio alguno Thurzo la emparedó en su propia alcoba, cerrando todas las aberturas y dejando sólo un orificio para pasarle la comida y el agua (y para retirar, se supone, los residuos orgánicos inevitables, por más condesa y noble que fuese)

Allí quedó la Condesa Sangrienta meditando, creemos, o tal vez ya loca de atar, hasta su muerte, cuatro años más tarde.

Al no haber sido condenada en juicio, su fortuna y posesiones quedaron en la familia. No tengo dudas de que las deudas del rey se perdieron en la conmoción.

Nos encontraremos nuevamente el 15 de octubre, con algo un poco menos siniestro, espero. Hasta entonces.

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