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histonotas: CELTAS Y DRUIDAS -TODA UNA INCÓGNITA

martes, 30 de julio de 2013

CELTAS Y DRUIDAS -TODA UNA INCÓGNITA


Ya empezamos mal. Desde tiempos antiguos existiò una alegre irresponsabilidad acerca de quiénes eran los celtas y quiénes otra cosa. Si en esa época, en que los tenían ahí nomás, literalmente a tiro de piedra, no se ponían de acuerdo, imaginen ahora, transcurridos milenios. Un gallinero de historiadores.

Parece ser que, allá por el 1200 AC, a unos tipos que estaban viviendo entre el Mar Negro y el Mar Caspio se les dio por hacer turismo en masa. Algunos se fueron para la India (y allí los dejaremos, para no complicarnos). Otros, la mayoría, rumbearon para Europa y se establecieron en el centro de lo que hoy es Francia. 
A lo largo de los siglos se fueron multiplicando y extendiendo, conservando su lengua y sus costumbres. Los
encontraron entonces los comerciantes griegos, viajeros incansables, y recién aparecieron en la historia escrita. Herodoto, Estrabón y otros, cerca del 500 AC, refieren su existencia en las actuales Francia occidental, Bélgica y en general más allá de los Alpes. No estuvieron más explícitos. El término keltoi (probablemente "gente oculta") es un nombre que los griegos conocieron oralmente de los indígenas, una transcripción fonética de cómo se llamaban ellos mismos. 
Debo aclarar aquí que, en contra de lo que se cree vulgarmente, los celtas no construyeron megalitos (dolmenes, menhires ni piedras monumentales). Esas cosas se hicieron varios miles de años antes de que los celtas aparecieran en la historia. 

Alrededor del 200 AC los romanos estaban tomando preponderancia, y se fueron anexando a los celtas más cercanos (ser vecino de Roma era negocio peligroso), los "civilizaron" y los designaron como "galos". Como siguieron "civilizando" hacia al norte se encontraron con más celtas, cruzaron los Alpes, entraron en Francia (Galia Transalpina) y siguieron civilizando sin descanso. (El afán civilizador de Roma era notable. Y
eso que aún no se argumentaba "extender los beneficios de la democracia" entre los vecinos).
Un buen día los celtas, o galos, como los llamaban los romanos, se cansaron del Roman way of life que los estaba asfixiando y armaron una revuelta padre. Por suerte (para Roma) allí estaba Julio César, quien consideró que había demasiados celtas. Ya se los encontraba en al Galia Cisalpina (norte de Italia), la Transalpina (Francia, Suiza, Bélgica), el centro y oeste de Hispania y casi toda la Gran Bretaña. Eran un conjunto bastante heterogéneo de tribus y naciones diversas. Un verdadero rompecabezas. 
César tomó las medidas del caso, exterminó algunos millones de galos-celtas y por tal motivo se hizo acreedor a un desfile triunfal en Roma. También escribió un libro sobre su campaña en las Galias donde aparece como un hombre sabio, firme y compasivo. Por supuesto, todas mentiras electorales. Eso sí, muy
bien escrito.

Después de esta paliza y algunas subsiguientes la Galias se quedaron tranquilas y ocupadas. Por supuesto, perdieron bastante su identidad y fueron trasculturadas, pero así son las cosas. Desde un punto de vista material, puede decirse que algo mejoraron. Claro, después les pasaron por encima los bárbaros en serio, germanos, francos, sajones, visigodos, ostrogodos, vándalos, hunos, y otros especímenes, y finalmente llegó el cristianismo y de las costumbres y religión celta no quedó prácticamente nada. Sólo vestigios.

No les puedo dar detalles fidedignos sobre la vida y costumbres de este pueblo porque no los hay. Todo lo que existe son relatos de terceros, ya sea dudosos (los historiadores antiguos sentían un encantador desdén por la verdad. La historia debería servir como ejemplo de vicios y virtudes, un relato bien armado, y si no había datos o eran molestos, directamente se inventaban hechos o discursos absolutamente falsos. Así se escribió la historia). Decía, y perdón por el paréntesis, que lo que se sabe de los celtas por historiadores de su época  es poco e incierto.Los propios celtas no dejaron nada escrito, y lo poco que quedó ya en épocas tardías fue quemado por la Iglesia Católica (San Patricio quemó
personalmente 180 libros irlandeses escritos en celta en el siglo V).

Con las reservas del caso, los autores griegos y romanos describen a los celtas como personajes jactanciosos y turbulentos, muy amigos de armar camorra. Esto era aun mas cierto durante sus festines. Los festines eran una parte importante de la vida de la nobleza celta. A menudo se celebraban festines para celebrar la victoria en una batalla. Los guerreros tenían entonces la oportunidad de alardear de sus hazañas. Antes de trinchar la carne, tenían lugar una contienda verbal de bravuconería, para decidir quien era el guerrero más valiente de los presentes. El vencedor era premiado con trinchar el animal asado, y reservarse para el la parte superior del músculo, llamada la “parte del campeón”.

Aquí nos sirve un fragmento de Polibio sobre la batalla de Telamón:

 Infundía también terror la vista y movimiento de los que se hallaban desnudos en la vanguardia, ya que sobresalían en robustez y bella disposición. Todos los que ocupaban las primeras cohortes estaban adornados de collares de oro y manillas ....”.
En fin, que eran gente brava.

Retrocedamos a los primeros tiempos de los celtas para describir sus creencias.
Durante mucho tiempo sólo existieron cultos locales especialmente relacionados con las montañas, los bosques y las aguas, a quienes se invocaba bajo diferentes nombres

Más tarde se estableció el culto de las grandes divinidades, más o menos común a toda la Galia, y que en la época galorromana se fueron identificando con las divinidades de Roma:

Teutates, especie de Mercurio con algo de Júpiter y Marte, Taranis, relacionado con el rayo, pero carente del poder supremo de Júpiter, Esus, dios de la guerra y del ganado, asimilado a Marte y a Silvano, Belenus, dios de las artes, comparado con Apolo, Cerunnos, dios del sueño y de la muerte...

Cuando invadió Julio César, con su característica soberbia y autoritarismo, barrió con todos los nombres de los dioses, y los reemplazó por nombres romanos de dioses que se les parecían en algún atributo. Así, escribió lo más campante que los celtas adoraban a Júpiter, Neptuno, Minerva, y así todo.  Los celtas no entendían nada.

Con tantos dioses, era de firme que tenían que aparecer sacerdotes. Fueron los famosos druidas
Aunque los druidas se presentan a menudo como sacerdotes de la religión celta, su papel envolvía muchos
aspectos más. Los druidas formaban una clase social independiente, representando la clase intelectual de la sociedad. Aunque también desempeñaban funciones religiosas, no se limitaban a ellas. Eran entre otras cosas bardos, médicos, astrónomos, filósofos, magos y augures. Sin embargo, se pueden diferenciar sus funciones, auque a veces la separación no era muy clara: 
* Los "druids" que enseñaban el arte de la guerra y que disponían de poderes mágicos (o eso decían)
* Los "bairds" o bardos que eran responsables de la tradición oral
* Los "filidhs" o videntes que predecían el futuro.

Plinio el Viejo escribió sobre los druidas en los primeros años de la era cristiana. Aquí está el texto que ha ido desdibujando la forma originaria de los druidas en una más romántica

"Los druidas no tienen nada más sagrado que el muérdago y el árbol que lo soporta, siempre suponiendo que el árbol sea un roble- De hecho creen que todo lo que crece sobre el roble ha sido enviado desde el cielo....  Sin embargo, el muérdago se encuentra rara vez sobre el roble, y cuando se encuentra se lo recoge con la debida ceremonia religiosa. Habiendo dispuesto un banquete debajo de los árboles, los druidas traen dos toros blancos cuyos cuernos atan por primera vez, Vestidos con ropas blancas, los sacerdotes suben entonces al árbol y cortan el
muérdago con unas hoces de oro y lo reciben otros dos con una capa blanca. Luego matan a las víctimas, rogando a Dios que otorgue propicio sus dones. Ellos creen que el muérdago, tomado como bebida, aporta fecundidad a los animales estériles y es un antídoto contra todos los venenos".

Plinio el Viejo, Historia Natural, XVI, 249

Los escritores grecorromanos hicieron con frecuencia referencia a los druidas como practicantes de sacrificios humanos, por lo que los consideraban bárbaros. César señaló que el sacrificio se hacía principalmente con criminales, pero algunas veces también se utilizaba a inocentes. Éstos eran quemados vivos dentro de un gran muñeco de madera, conocido como el hombre de mimbre.
¿Qué les pasó a los druidas, tan firmes como parecían? Sencillo. Se opusieron a la campaña “civilizadora” de Cesar y sus seguidores. Fueron declarados fuera de la ley y su culto prohibido por inhumano a causa de los susodichos sacrificios. Lo cierto es que encarnaban la resistencia a la dominación extranjera y se oponían a la infiltración romana. Sospecho que lo del “hombre de mimbre” fue un embuste político, pero es una opinión personal. De los romanos se podía esperar cualquier cosa. Vean si no, que de Cartago dijeron exactamente lo mismo. Era el equivalente de las “armas de
destrucción masiva” de Irak.
La tarea de Roma la completó la Iglesia Católica, con su defensa del monopolio espiritual.
Pero los druidas resucitaron. Tímidamente en épocas de la Ilustración (siglo XVIII) y con fuerza arrolladora en el Romanticismo (siglo XIX) comenzaron a figurar de manera importante en la cultura popular. Novelas, óperas y trabajos de estudiosos los fueron rescatando e idealizando. También, por supuesto, se escribieron cantidad de tonterías sin fundamento sobre el, tema.
Los druidas modernos no tienen conexión directa con los druidas de la Edad de Hierro. Varias de las ideas populares acerca de los druidas se fundamentan en malentendidos y conceptos erróneos de estudiosos de hace 200 años. Esas ideas han sido superadas por los descubrimientos y estudios más recientes.

Varias corrientes del druidismo contemporáneo son una continuación del resurgimiento del siglo XVIII y así
es que en buena parte se estructuran sobre escritos producidos en ese siglo y también por fuentes y teóricos de segunda mano. Algunos son monoteístas. Otros, como el grupo druida más grande en el mundo, la Orden de los bardos, ovatos y druidas, se basan en un amplio rango de recursos para sus enseñanzas. Miembros de los grupos neodruidas pueden ser neopaganos, ocultistas, cristianos o espiritualistas de cualquier tipo. En fin: druidas para todos los gustos.
Los dejo en buena compañía hasta fines de agosto. Un abrazo.








3 comentarios:

Matías dijo...

Buenísimo! Gracias por el post, me gustó mucho :)

Jorge dijo...

Gracias, Matías! Lo aprecio especialmente.

cristian cuevas dijo...

perfecto, muy buen comentario, ojala hayan muchos asi, que expliquen la verdad
tal como es...