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histonotas: REY ARTURO – DEL NACIMIENTO A LA ESPADA EN LA PIEDRA

miércoles, 1 de junio de 2011

REY ARTURO – DEL NACIMIENTO A LA ESPADA EN LA PIEDRA




San Gildas
Vamos a sumergirnos en la llamada edad oscura de la historia de Inglaterra, los siglos V y VI. Se la considera oscura porque, aunque muchos escritores, bardos y monjes han escrito sobre esa época, algunos contemporáneos y otros distantes en el tiempo, la mayoría se contradicen entre sí, y sus datos son imprecisos. No voy a cansarlos con la lista completa, desde San Gildas (cerca de AD 550 ), el bardo Aneirin (siglo VI), el fantasioso y poco creíble Geoffrey de Monmouth (siglo XII), Sir Thomas Malory (siglo XV), etc, etc. Todos ellos se refieren directa o tangencialmente al rey Arturo, sus antecesores y sus gestas.
Lo cierto es que a comienzos del siglo V el Imperio Romano se desentendió de la llamada Britania, retiró paulatinamente sus ejércitos, magistrados y presencia. Aparentemente tenía demasiados problemas con su propio desmoronamiento como para ocuparse de tan lejanas comarcas.

Quedaron los habitantes britanos, celtas apenas romanizados, debilitados militarmente frente a los inevitables invasores que, aprovechando el vacío de poder, se abalanzaron sobre Britania (llamémosle Inglaterra, anacrónicamente, para simplificar). Los malos de la película fuero los anglos, los sajones y los jutos, provenientes del norte de Europa. Y allí estamos, con batallas y escaramuzas desorganizadas un poco por todos lados, brutales y salvajes, por todos los bandos.

Esta es la época en que, según los primeros y más fiables cronistas, se ubica la historia de Arturo, sus antecesores y sus compañeros,. Todos ellos del bando britano, en lucha contra los invasores. Nada de brillantes armaduras, lanzas y torneos, sino armas heredadas de los romanos, por un lado, y palos, piedras, mazas, espadas y escudos de madera y cuero por el otro. Mucho salvajismo, violación y rapiña por ambos lados.

La leyenda se apoderó de esos luchadores celta-romano-britanos y cristalizó, a lo largo del tiempo, en lo que nos ha llegado por los tradicionales escritores y trovadores de la edad media, Monmouth, Chretien de Troyes, el pseudo Gautier de Map (la llamada vulgata), Malory y muchos otros de los siglos XII en adelante. Arturo, sus asistentes y sus hechos se transformaron en novelas de caballería, con damas suspirantes, valientes campeones y coloridos torneos. Y así quedaron, lejos de la realidad.

Por supuesto, me ceñiré a la historia oficial caballeresca, porque relato una leyenda. Tengan sin embargo en cuenta lo anterior, porque es lo que más se aproxima a la realidad.

Comenzamos con los orígenes de Arturo.

Los sobrevivientes de los devastadores ataques sajones se unieron bajo el liderazgo de Ambrosius Aureliano, un noble guerrero romano-britano. Éste contuvo momentáneamente la marea sajona y consiguió llegar a un statu quo aceptable. Su mayor contribución a la leyenda fue la existencia de su hijo (presunto) Merlín y su hermano Uther Pendragon. Del primero contaremos en esta oportunidad sólo algunas hazañas, pues espero sea protagonista de entradas futuras. En cuanto a Uther, sucedió a Ambrosius a su muerte.

A la coronación de Uther acudieron nobles aliados y compañeros. Uno de los asistentes fue el conde Gorlois de Cornualles con su bella esposa Igraine. Ver Uther a Igraine y enamorarse como un demente fue todo uno. Como buen guerrero, Uther atacó inmediatamente con ímpetu, sin lograr rendir la plaza. Igraine procedió como una buena esposa, contando a su marido las intenciones del dueño de casa. Huyamos inmediatamente –le dijo- porque este bestia se me va a venir encima en cualquier momento y habrá problemas.

Reunió Gorlois a su gente y salieron pitando rumbo a Cornualles. Se enfureció Uther al advertirlo y envió mensajeros perentorios exigiendo la vuelta de Gorlois y, sobre todo, de Igraine. Gorlois apretó el paso de su cabalgata y encerró a Igraine en el inexpugnable castillo de Tintagel, Por su parte, se atrincheró en el próximo castillo de Dimilioc. Uther, furioso, sitió inmediatamente Dimilioc, manteniendo a Gorlois y a sus tropas bloqueados allí, mientras que buscaba algún medio de llegar a Tintagel para raptar a Ygraine.

Y aquí interviene Merlín, consejero, ingeniero jefe y mago oficial. Tranquilo, Uther –le dijo- deja a tu ejército aquí en Dimilioc inmovilizando a Gorlois y mientras tanto nos hacemos una escapada a Tintagel aprovechando la noche y la tormenta. Allí, con mi magia, te transformo y te hago idéntico a Gorlois. Entras al castillo, haces lo que tienes que hacer y al amanecer nos volvemos silbando bajito. Te pongo una condición: el resultado de esta aventura será que engendrarás un hijo, el cual será un gran rey y la salvación de Inglaterra. Te demando que me lo entregues hasta su adolescencia para que me encargue de su educación.

En ese momento a Uther le importaba un bledo la educación de su eventual hijo. Estaba obcecado en educar a la madre en ciertos temas urgentes. Cerró trato, y magia mediante se metió en Tintagel y en la habitación de Igraine, con quien holgó aquella noche, y ésta no le negó ningún deseo, aunque se sorprendió del fuego que poseía a su habitualmente apático marido. En eso estaban cuando llegó a Tintagel la noticia de la actual muerte en batalla de Gorlois (el verdadero). Igraine quedó pasmada, y Uther, aún disfrazado, saltó por la ventana como don Juan Tenorio.

Con la muerte de Gorlois terminó la guerra. Ganó Uther por abandono y le pareció una idea excelente casarse con la viuda Igraine, aún no repuesta del susto. Imagino que Igraine habrá sido enterada por su marido en algún momento de la verdad del embarazo fantasma. Nació felizmente el niño, que fue llamado Arturo y entregado a Merlín, según lo convenido.

Pasaron algunos años. Uther continuó batallando contra sajones y nobles turbulentos. Para variar, murió de enfermedad (el mago Merlín debía estar mirando para otro lado) dejando a su heredero encubierto en manos de Merlín, que mientras tanto lo había confiado en adopción sin revelar su identidad. Una telenovela.

Sin rey, el país se sumió en el caos. Guerras, guerrillas y bandas armadas por doquier. Algo tenía que suceder, y así fue.

Merlín decidió que había llegado el momento. Pidió al obispo de Canterbury que citara a toda la nobleza de Inglaterra en la catedral para Navidad. Allí fueron todos y, oh sorpresa, encontraron ante el altar mayor, una gran piedra cuadrada, semejante a una piedra de mármol, en medio de la cual había como un yunque de acero de un pie de alto, e hincada en él de punta, una hermosa espada desnuda, y en ella letras escritas en oro que decían: QUIENQUIERA QUE SAQUE ESTA ESPADA DE ESTA PIEDRA Y YUNQUE, ES LEGÍTIMO REY NATO DE TODA INGLATERRA.

Ahí fueron de ver los tirones que todos y cada uno de los nobles dieron a la espada. Nada. Para decepción de muchos, la espada estaba como soldada a la piedra. Para ganar tiempo, convinieron en reunirse para Año Nuevo para un nuevo intento.

Llegó Año Nuevo. Los barones, previamente a la prueba, celebraron un torneo, como para entrar en calor. Entre otros participó el padre adoptivo de Arturo, sir Héctor, con sus hijos, pero uno de ellos notó que había olvidado la espada en la posada. Enviaron a Arturo, el menor, a que fuese a buscarla, pero éste halló todo cerrado por la fiesta. Disgustado, se dijo: conseguiré para mi hermano la espada que se encuentra en la iglesia, hincada en la piedra, y se la llevaré. Entró a la iglesia, desierta por el torneo, tomó la espada por el puño y la extrajo fácilmente. La entregó a sir Héctor sin darle importancia, pero todos reconocieron la espada de la piedra y se produjo un alboroto mayúsculo. Arturo debió volver la espada a la piedra y extraerla en público, no pudiendo hacerlo ningún otro de los presentes.

Dado que Arturo no era aparentemente de sangre real, como supuesto hijo de sir Héctor, los barones no aceptaron la validez de la prueba, y se convocaron a otra reunión para Reyes.

Se repitió la experiencia con idéntico resultado. Renuentes, los nobles quisieron repetir la tentativa en Pascua, luego en Pentecostés, con el mismo desenlace.

Ya se estaba haciendo monótona la cosa y los barones no cejaban. Se imponía la intervención de Merlín, quien se adelantó y reveló que Arturo no era de modo alguno hijo de sir Héctor, sino de sangre real. Contó toda la historia del disfraz y el asalto a la virtud de Igraine, y reclamó para Arturo la corona de Inglaterra.

El pueblo presente rompió en aclamaciones, y expresó: «Queremos tener a Arturo por rey; no queremos aplazarlo más, pues vemos que es voluntad de Dios que sea él nuestro rey, y mataremos al que se oponga» Y seguidamente se arrodillaron todos a un tiempo, ricos y pobres, y suplicaron a Arturo merced, por haberle postergado tanto tiempo. Los perdonó Arturo, tomó la espada con ambas manos, y la ofrendó sobre el altar donde estaba el arzobispo, y fue hecho caballero por el mejor hombre que allí estaba.

Seguidamente se llevó a cabo la coronación. Y allí juró a sus señores y comunes ser rey verdadero, y mantener la justicia en adelante los días de su vida.

Su primera tarea fue ordenar el desastre en que se había transformado el reino por los años de anarquía. Recorrió el país corrigiendo injusticias, atendiendo quejas, nombrando colaboradores y otorgando cargos y prebendas a quienes le resultaron más fieles.

Y así llegamos a Arturo rey. En la próxima entrada, el 15 de junio, ocurrirá su matrimonio, la invención de la tabla redonda y la búsqueda del Grial.

Para poner las cosas en su perspectiva, aclaro que mi relato es una mera sinopsis destinada a quienes desconocen el tema. Ni por asomo pretendo alcanzar la riqueza de contenido ni la fuerza de los relatos originales.

Para quienes estén interesados les recomiendo:

Geoffrey de Monmouth: Historia de los reyes de Britania

Chrétien de Troyes: El caballero de la carreta, El caballero del león, Erec y Enid, El cuento del Grial

Lanzarote-Grial, también conocido como el ciclo de La Vulgata.

Thomas Malory: La muerte de Arturo (Le Morte d'Arthur)

y entre los novelistas modernos:

Marion Zimmer Bradley: Las nieblas de Avalón (1982)

John Steinbeck: Los hechos del rey Arturo y sus nobles caballeros 1976)

Mary Stewart : Trilogía de Merlín: La cueva de Cristal, Las colinas huecas y El último encantamiento (1972)

Todos ellos se pueden bajar de Internet.

Hasta mediados de junio, entonces.



 

2 comentarios:

Luis Alberto dijo...

Muy buena sinopsis para los que no tenemos tiempo o ganas de ir alos origenes espero la continuación
Gracias

Jorge dijo...

Gracias por el comentario. Veremos qué ocurrirá en la próxima. Espero que también te guste. Saludos