La primera que se ha conservado es la Historia Regum Britanniae de Godofredo de Monmouth, que contribuyó a poner de moda en los ambientes cultivados y aristocráticos las viejas leyendas bretonas, estructurándolas en una narración que pretendía ser histórica. Desde ya, su rigor histórico es nulo, ya que está poblada de incidentes fantásticos, pero es invalorable como testimonio de época.
Su éxito estimuló a los seguidores. Chrétien de Troyes (1135-1190), poeta de la corte de Champaña, considerado el primer novelista de Francia y, según algunos, el padre de la novela occidental, basándose en parte en leyendas anteriores, sacó a luz verdaderas novelas protagonizadas por Arturo y sus caballeros, con un marcado contenido romántico (estamos en la época de Leonor de Aquitania, las cortes de amor y los trovadores). Los antiguos contenidos paganos eran cristianizados, resultando un cristianismo mítico y legendario escasamente estimulado por las Iglesia.
Fue Chrétien de Troyes el que, en su novela en lengua de oil (antiguo francés del Norte) publicó Li Contes del Graal (El cuento del Grial) donde hace su primera aparición el luego famoso Grial. La novela referida consta de varios episodios protagonizados por caballeros del rey Arturo, particularmente de Perceval y Gawain. En una de las aventuras del primero, el joven caballero cena en la amplia y suntuosa sala cuadrada del castillo de rey Pescador y ve desfilar ante sí un singular cortejo en que figuran un paje que empuña una lanza de cuya punta mana una gota de sangre (evidentemente, la lanza del centurión Longinos, que atravesó el corazón de Jesús en la cruz), una hermosa doncella que lleva en sus manos un grial, y otra con un plato de plata.
En ningún pasaje explica el novelista qué es el Grial, sino que lo nombra como un sustantivo común; aparentemente es una pieza de vajilla. Veamos los párrafos fundamentales:
…“El grial, que iba delante, era de fino oro puro; en el grial había piedras preciosas de diferentes clases, de las más ricas y de las más caras que haya en mar ni en tierra; las del grial, sin duda alguna, superaban a todas las demás piedras.”…
... “ creo que el rico Pescador es hijo del rey que se hace servir en aquel grial. No os imaginéis que en él haya lucio, lamprea ni salmón; con una sola hostia, que se le lleva en este grial, el santo varón su vida sostiene y vigoriza: tan santa cosa es el grial, y él es tan espiritual, que para su vida no necesita nada más que la hostia que va en el grial.” …
Y eso es todo en cuanto a descripción. Hay mucho más acerca de sus propiedades milagrosas y su relación con Perceval, por lo que recomiendo a quien tenga interés que lea el cuento original en http://www.linksole.com/36wwas . Lamentablemente, la novela está inconclusa por fallecimiento del autor, de modo que Chrétien se llevó a la tumba el secreto del grial
Esto motivó que el tema se hiciera pronto misterioso, lo que aprovecharon los continuadores para dar suelta a su inventiva.
El gran golpe lo dio el francés Robert de Boron, poeta francés que vivió entre los siglos XII y XIII. Demostrando gran imaginación y espíritu catequístico, en su novela Joseph d'Arimathie y Estoire del San Graal planteó que José de Arimatea, hermano del padre de la Virgen María y en consecuencia tío abuelo de Jesús quien, según la Biblia, solicitó y obtuvo el cadáver de Jesús y le dio sepultura en una tumba nueva de su propiedad, fue también protagonista de varios hechos legendarios. Así, según Boron (nada de esto figura en los Evangelios canónicos), la copa utilizada por Jesús en la última cena, sobre la cual Éste dijo: “Esta es Mi Sangre” era en realidad propiedad de José de Arimatea, dueño además de la casa donde se celebró la Cena. José, luego de levantada la mesa, se quedó con la copa y la llevó al Calvario, donde, colocado a los pies de la Cruz, la empleó para recoger la sangre de Jesús (todo esto, además de inventado, es totalmente inverosímil, dicho sea de paso. Consulten a un judío acerca de andar por ahí llevando la sangre de un muerto en un vaso. Es más impuro que un jamón).
Esta copa, ahora consagrada y convertida en santa, era el famoso Grial (pasó a escribirse con mayúscula por motivos obvios y a ser precedido de la palabra “santo”) que adquirió un carácter viajero.
José de Arimatea (siguiendo la novela de Boron), acompañado de María Magdalena y de otros discípulos, huyó de Jerusalén llevando consigo el Santo Grial y también la lanza de Longinos, que no se sabe cómo consiguió. Arribó al sur de Francia (posteriormente se dijo que a Massalia, o sea Marsella) y se dedicó a evangelizar la zona
Toda esta leyenda, basada en el mencionado libro de Boron, fue enriquecida durante la edad media, y continúa perfeccionándose aún en nuestros días (ejemplo. EL Código da Vinci, que mucha gente desprevenida toma como realidad científica)
Muchos significados se han dado al Grial. El más común es, obviamente, que se trata del cáliz de la última cena, pero también se lo ha interpretado como algo inmaterial, como un estado mental que se alcanza con la práctica de determinadas virtudes, algo así como una iluminación o nirvana.
No faltan las implicancias paganas, de las cuales la más delirante es la que lo asocia a un culto matriarcal, considerando al Grial como una representación del recipiente y símbolo genital de la mujer, siendo la sangre la muestra del ciclo menstrual. (!!!).
Existen en la actualidad varios vasos y cálices que pretenden ser el Santo Grial, con toda su leyenda a cuestas, convenientemente modificada para justificar la llegada de la presunta reliquia a su ubicación reivindicada.
Enumeremos algunas (hay varias más, aún más improbables).
Por un lado, aparece la Sacra Catina de Genova, un pequeño cuenco de piedra que fue llev
ado a esta ciudad después de la Primera Cruzada en 1099. Se trata de una pieza datada en torno a los inicios del siglo I, por lo que podría tratarse del verdadero cáliz, que habría sido encontrada en la ciudad de Jerusalén por los cruzados cristianos, quienes posteriormente la trasladarían a Europa tras la conquista de la ciudad santa. Por otra parte, se encontró en Antioquía a principios del siglo XX una copa de plata de grandes dimensiones, en las ruinas de la iglesia cristiana. Esta rica copa labrada contiene en su interior otra lisa de plata cuya factura también ha sido fechada en el siglo I.
Otra tradición nos lleva al cáliz de la catedral de Valencia. Según aquella, la última cena no se habría celebrado en la casa de José de Arimatea, como sugerían algunos autores de la Edad Media y como aparece en la obra de Robert de Boron, sino que el cenáculo sería parte de la vivienda de algún familiar del apóstol Marcos. Éste lo habría legado a Pedro, quien lo habría llevado posteriormente a Roma. En esta ciudad, los siguientes papas se encargarían de su guarda hasta que Sixto II, acuciado por la persecución a la que sometía a los cristianos el emperador Valeriano, decidió enviar a su diácono Lorenzo a lugares más alejados con el cometido de proteger reliquias importantísimas, como la cabeza de san Pedro y el santo cáliz.
Antes de ser puesto en la parrilla, al santo pudo mandar hacia España a dos acólitos con los preciados tesoros de la Iglesia. Luego de un periplo de siglos por diversas ciudades y castillos, en 1437 llegó la copa al Cabildo de la catedral de Santa María de Valencia, lugar en el que ha sido conservado hasta la actualidad.
Aunque la Iglesia nunca se ha pronunciado por la legitimidad de ninguno de estos griales, los partidarios del cáliz de Valencia dan profundo significado al hecho de que tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI, en su visita a Valencia, han oficiado misa con ese cáliz.
Antes de ser puesto en la parrilla, al santo pudo mandar hacia España a dos acólitos con los preciados tesoros de la Iglesia. Luego de un periplo de siglos por diversas ciudades y castillos, en 1437 llegó la copa al Cabildo de la catedral de Santa María de Valencia, lugar en el que ha sido conservado hasta la actualidad.
Aunque la Iglesia nunca se ha pronunciado por la legitimidad de ninguno de estos griales, los partidarios del cáliz de Valencia dan profundo significado al hecho de que tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI, en su visita a Valencia, han oficiado misa con ese cáliz.
El espacio me obliga a terminar. Imposible hacer un relato detallado de todas las implicancias del Grial. Me dejo en el tintero a los templarios, Merlin, la masonería, Indiana Jones, Dan Brown, el tarot, la alquimia, los cátaros, etc, etc, todos relacionados con el Grial.
Mi visión escéptica es puramente personal y no pretende ser la verdadera. Creo que no existe evidencia alguna de la existencia del Grial, y sí una base legendaria. Si los antiguos relatos celtas tienen algún significado real, lo ignoro. Quedo abierto a otras opiniones.
Nos veremos nuevamente a fines de enero. Los espero
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