Esta historia de las once mil vírgenes mártires ya no es creída seriamente por nadie, ni aún entre los historiadores católicos, pero durante largo tiempo gozó de muy buena salud, como veremos al final.
Son tantos los agregados fabulosos, variaciones, embellecimientos y puros delirios más o menos piadosos que han ocurrido a lo largo de los siglos que resulta prácticamente imposible rescatar el relato original. La más antigua prueba creíble es una inscripción, verosímilmente del siglo V, tallada en una roca que puede ser observada en el coro de la Iglesia de Santa Úrsula en Colonia, acuñada en los siguientes términos:
DIVINIS FLAMMEIS VISIONIB. FREQVENTER ADMONIT. ET VIRTVTIS MAGNÆ MAI IESTATIS MARTYRII CAELESTIVM VIRGIN IMMINENTIVM EX PARTIB. ORIENTIS EXSIBITVS PRO VOTO CLEMATIVS V. C. DE PROPRIO IN LOCO SVO HANC BASILICA VOTO QVOD DEBEBAT A FVNDAMENTIS RESTITVIT SI QVIS AVTEM SVPER TANTAM MAIIESTATEM HVIIVS BASILICÆ VBI SANC TAE VIRGINES PRO NOMINE. XPI. SAN GVINEM SVVM FVDERVNT CORPVS ALICVIIVS DEPOSVERIT EXCEPTIS VIRCINIB. SCIAT SE SEMPITERNIS TARTARI IGNIB. PVNIENDVM
La inscripción está lejos de ser clara (para mí es casi incomprensible, claro) pero se ha podido deducir con seguridad el siguiente significado:
Un tal Clematius, un hombre con rango senatorial, que al parecer vivió en el Oriente antes de ir a Colonia, fue guiado por frecuentes visiones para reconstruir en esta ciudad, en tierra de su propiedad, una basílica que había caído en ruinas, en honor de las vírgenes que sufrieron martirio en ese sitio.
Y esto es todo. Con estos pobres elementos, a partir del siglo V se tejieron varias historias. La más aceptada (aunque de ningún modo verdadera) es la siguiente:
Entre los siglos III y IV, Úrsula, hija del rey de Bretaña, fue pedida en matrimonio por el hijo del rey de Inglaterra (pagano, él). Como la doncella deseaba conservarse virgen, obtuvo una prórroga de tres años, durante los cuales el prometido debía convertirse al cristianismo y ella, acompañada por diez jóvenes muchachas nobles y cada una de ellas a su vez seguidas de mil vírgenes, navegarían cerca de la costa inglesa en once barcos. (¡Para qué ese gigantesco crucero Méditerranée en buques de capacidad del Titanic, con mil vírgenes cada uno, mas personal de servicio, mas tripulantes!)
Cuando el plazo se acababa una milagrosa ráfaga de viento las llevó hasta Colonia (Alemania) y luego Basilea (Suiza) (¡Menuda ráfaga! ¡Canal de la Mancha, Mar del Norte y todo el río Rin!), desde donde se desplazaron en peregrinación a Roma. A su vuelta a Colonia, se encontraron con Atila y sus muchachos que cercaban la ciudad. Los hunos no podían creer que hubieran tenido tanta suerte y que semejante número de vírgenes hubieran caído en sus manos, pero el caso es que con entusiasmo se prestaron a hacer con las vírgenes aquello que los bárbaros suelen hacer con las vírgenes. Úrsula y su compañeras se negaron en redondo a tales pretensiones, por lo que los bárbaros enfurecidos las mataron a todas, no se aclara si antes o después de haberlas convertido en ex vírgenes.
Convendría hacer notar que el tema de la virginidad en los primeros siglos del cristianismo, más que un tema puramente de tipo sexual, entroncaba con un deseo de parecerse a la Virgen María que era considerada como un modelo de perfección a seguir y por lo tanto un método infalible aunque ¡ay! penoso para alcanzar el paraíso.
Convendría hacer notar que el tema de la virginidad en los primeros siglos del cristianismo, más que un tema puramente de tipo sexual, entroncaba con un deseo de parecerse a la Virgen María que era considerada como un modelo de perfección a seguir y por lo tanto un método infalible aunque ¡ay! penoso para alcanzar el paraíso.
En el cuadro de la izquierda, “Santa Úrsula y las Once Mil Vírgenes”, (finales del siglo XV, museo del Prado) acompañan a la titular el papa Ciriaco (inexistente en los registros históricos papales), dos cardenales y cuatro obispos que salieron a recibir esta singular armada a su llegada a Roma y que más tarde las acompañarían hasta Colonia, así como de Santa Gerósima, reina de Sicilia y tía materna de Úrsula que aparece entre ésta y el pontífice tocada con corona, y que se uniría al grupo junto con sus hijas Babila, Juliana, Victoria y Áurea (presumiblemente todos violados y martirizados, papa incluido), tal y como nos relata Jacobo de la Vorágine en su Leyenda Dorada (ca. 1264).
En sus brumosos comienzos, allá por el siglo V, las vírgenes eran sólo once, lo que ya es bastante, como no sea en un convento o en un jardín de infantes. ¿Cómo se produjo el milagro de la multiplicación de las vírgenes hasta llegar a la pavorosa cifra de once mil?
En un documento datado en el año 922 y encontrado en un monasterio cerca de Colonia, se hacía referencia a la historia de Santa Úrsula y sus compañeras. En el citado documento entre otras cosas se decía:
"Dei et Sanctas Mariae ac ipsarum XI m virginum" donde "XI m virginum" debia leerse como "undecim martyres virginum" (once mártires virgenes) y en su lugar leyeron "undecim millia virginum" (once mil virgenes)
Sólo a titulo de curiosidad enumeraré el nombre de las once líderes vírgenes asesinadas, lista más que dudosa, pero que queda bonito. Son: Úrsula, Marta, Saula, Brítula, Gregoria, Saturnina, Sencía, Pinnosa, Rabacia, Saturia y Paladia. Ya tienen para dar nombre a la futura beba.
Puestos a enriquecer la ya frondosa leyenda, y con miras a aumentar la piedad de ciegamente crédulos fieles (por eso se llaman creyentes), vino de perillas el descubrimiento, a mediados del siglo XII, al cavar unos cimientos cerca del cementerio de la antigua Colonia romana Agripinensis, de miles de huesos que fueron declarados reliquias de las vírgenes.
En esa época, el tráfico de reliquias estaba en su apogeo. Se pagaban fortunas por un pequeño hueso con pedigree, y justamente en un cementerio hay sobra de huesos.
Sólo en España hay varias cabezas de vírgenes (muertas, que vivas son más escasas. Las vírgenes, no las cabezas). Todas, obedientemente, obran los prodigios que son de esperar en estos casos.
Por lógica consecuencia, Santa Úrsula se convirtió en la patrona de las vírgenes, una de las santas más desocupadas en estos días, y su fiesta se celebra el 21 de octubre.
Hasta el 15 de julio, ya veremos con qué.
Fuentes: varias de Internet, aderezadas y condimentadas por un servidor
3 comentarios:
si la lista de las virgenes queda bonita no será por la sonoridad sus nombres, porque... ¡vaya nombres!...
pd. mis respetos hacia aquellas que lean esto y sean tocayas de las vírgenes...
Muchas de las cosas que hoy se tienen por sagradas tienen orígenes que nada tienen que ver.
saludos.
Sabes??
al parecer no eran tan recatados como se comenta, pero como siempre, "con la iglesia hemos topao"... y claro, había que disimular.
Como siempre, sobresaliente
;-)
Millón de gracias, doña Queso. Mi modestia se ha visto seriamente afectada por tus elogios.
En cuanto a la virginidad, la piadosa leyenda dice que "salieron" vírgenes de Inglaterra, pero no especifica su estado a la llegada a Colonia.
Pero ya se sabe lo que ocurre en los cruceros; las tentaciones son muchas, el alcohol abunda, y los marineros son de lo más atractivos. Sin contar el papa, los cardenales y los obispos que se incorporaron en el camino.
Habría que preguntarle a los hunos, pero dudo que a los dichos les importara un pimiento el estado de intactez de las féminas. Es más, ni se deben haber dado cuenta los muy bárbaros.
Un abrazo
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