(Con motivo de haberse aprobado recientemente la ley que autoriza en Argentina el matrimonio entre personas del mismo sexo, me pareció oportuno transcribir la opinión de alguien autorizado.)
Según los estudiosos del tema, esta historia que nos narra la Biblia transcurrió aproximadamente por los 1800 años AC. Por ese entonces abundaban las tribus nómades que erraban entre Siria y Egipto con sus familias, parientes, allegados, esclavos, camellos, cabras, ovejas, burros, tiendas y todo lo que se podía transportar. Se detenían más o menos tiempo en lugares de agua y buenos pastos hasta que escaseaban las pasturas o los echaban otras tribus más fuertes. Vida patriarcal, dura y primitiva. Aún estaban lejos los kibbutzim.
Uno de esos patriarcas, Abraham, además de todos esos enseres llevaba consigo a un Dios personal, Yavé, bastante colérico y, caso raro, único y orgulloso de serlo. Nada de otros dioses. Absolutamente prohibido.
Entre Yavé y su pueblo (futuro pueblo judío, por el momento sólo una tribu conducida por Abraham) había una relación bastante directa, poblada de intervenciones y apariciones divinas, discusiones frecuentes de ambos lados y apariciones dogmáticas y usualmente furibundas.
Entre los parientes de Abraham estaba Lot, su sobrino, que poseía por su parte gran cantidad de ganado y bienes.
Cito al Antiguo Testamento (en adelante, en cursiva)
“Hubo una pelea entre los pastores del rebaño de Abraham (en ese entonces aún se llamaba Abram, pero uso el nombre posterior, más conocido) y los de Lot
Así, pues, Abraham le dijo a Lot: «Mira, es mejor que no haya peleas entre nosotros, ni entre mis pastores y tus pastores, puesto que somos parientes.
¿No tienes todo el país por delante? Pues bien, apártate de mi lado. Si tú vas por la izquierda, yo me iré por la derecha. Y si tú te vas por la derecha, yo tomaré la izquierda.»
Lot miró y vio toda la llanura del Jordán que era totalmente de regadío. Pues antes de que Yavé destruyera Sodoma y Gomorra, era como un jardín de Yavé, como Egipto hasta llegar a Soar.
Lot eligió para sí toda esta parte y se trasladó al oriente.
Así se separaron el uno del otro.
Abraham se estableció en Canaán, y Lot en las ciudades del valle, llevando sus tiendas desde allí hasta Sodoma.”
O sea que Lot, luego de pedir permiso, plantó sus tiendas frente a la ciudad (lo de ciudad hay que tomarlo con criterio de época; más bien un conjunto de chozas o casas primitivas, tal vez rodeadas de un paredón de tierra) y desparramó sus rebaños por la pradera.
Pronto empezaron los problemas. Parece ser que los sodomitas eran de lo peor. La Biblia no solamente los califica de homosexuales (costumbre horrenda en esa época, pero sólo si era practicada entre hombres; las mujeres podían hacer de su cuerpo un pito sin que a nadie le importara un ídem. Ventajas relativas del machismo bíblico) sino de “grandes pecadores ante Yavé”. Parece que tenían además otros vicios.
“Todas las naciones preguntarán: ¿Por qué Yavé ha tratado así a este país? ¿Cuál es la causa de tanto enojo?
Y contestarán: Esto sucedió porque abandonaron la Alianza que Yavé, Dios de sus padres, pactó con ellos al sacarlos de Egipto;
porque se han ido a servir a otros dioses y les han adorado; dioses qué no eran suyos y a quienes Yavé no los había encargado:
Por eso se ha encendido la ira de Yavé contra ese país hasta traer sobre él toda la maldición escrita en este libro”.
Y aquí viene un encantador regateo entre Yavé y Abraham, que voy a transcribir pese a su extensión. Se apareció Yavé ante Abraham acompañado de tres hombres (que resultaron ángeles, algo así como guardaespaldas) y le dijo, de lo más enojado:
“ «Las quejas contra Sodoma y Gomorra son enormes (parece que también en Gomorra se cocían habas); ¡qué grande es su pecado!
Voy a visitarlos, y comprobaré si han actuado o no según el rumor que ha llegado hasta mí. Si no es así, lo sabré.»
Partieron de allí los hombres (ángeles) que lo acompañaban y se fueron hacia Sodoma, mientras Yavé se quedaba de pie ante Abraham.
Este se acercó y le dijo: «¿Es cierto que vas a exterminar al justo junto con el malvado?
A lo mejor existen cincuenta justos dentro de la ciudad: ¿es cierto que vas a acabar con todos ellos y no perdonarás el lugar en atención a los cincuenta justos que puede haber allí?...
Yavé dijo: «Si encuentro cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré a todo el lugar en atención a ellos.»
Abraham contestó: «Sé que a lo mejor es un atrevimiento hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza,
pero si para los cincuenta justos faltaran cinco, ¿destruirás la ciudad por los cinco que faltan?»
Yavé dijo: «No la destruiré si hay cuarenta y cinco hombres justos»
Abraham volvió a insistir: «¿Y si solo se encontraran allí cuarenta justos?» Yavé contestó: «No lo haré en atención a esos cuarenta.»
Abraham insistió de nuevo: «No se enoje, mi Señor, si vuelvo a insistir, ¿y si no hubiera allí más que treinta justos?» Yavé contestó «No lo haré si encuentro allí treinta justos.»
Abraham continuó: «Sé que es una osadía de mi parte hablar así a mi Señor; pero, ¿y si se encuentran allí solamente veinte justos?» Yavé contestó: «No la destruiré en atención a los veinte.»
Abraham dijo: «Vaya, no se enoje mi Señor, y voy a hablar por última vez. Tal vez no se encuentren allí más de diez.» Yavé dijo: «En atención a esos diez, yo no destruiré la ciudad.»
Yavé se fue cuando terminó de hablar con Abraham y éste se volvió a su casa.
Aquí se encuentran los orígenes del típico regateo judío; ¡Hasta con Dios porfiaban!
A los ángeles no les fue nada bien en Sodoma. Antes de entrar en la ciudad, se encontraron con Lot, que los invitó a su tienda para un refrigerio. Se enteraron los habitantes de Sodoma y allá se fueron al humo,
“Llamaron a Lot y le dijeron: «¿Dónde están esos hombres que llegaron a tu casa anoche? Échalos para afuera, para que abusemos de ellos (no andaban con vueltas)»
Lot salió de la casa (tienda), cerrando la puerta detrás de sí y les dijo: «Les ruego, hermanos míos, que no cometan tal maldad
Oigan, tengo aquí dos hijas que todavía son vírgenes. Se las voy a traer para que ustedes hagan con ellas lo que quieran, pero dejen tranquilos a estos hombres que han confiado en mi hospitalidad.» (Eso se llama amor paterno)
Pero ellos le respondieron: «Quítate de ahí. Has venido como forastero y ya quieres actuar como juez. Ahora te trataremos a ti peor que a ellos.»”
Según los estudiosos del tema, esta historia que nos narra la Biblia transcurrió aproximadamente por los 1800 años AC. Por ese entonces abundaban las tribus nómades que erraban entre Siria y Egipto con sus familias, parientes, allegados, esclavos, camellos, cabras, ovejas, burros, tiendas y todo lo que se podía transportar. Se detenían más o menos tiempo en lugares de agua y buenos pastos hasta que escaseaban las pasturas o los echaban otras tribus más fuertes. Vida patriarcal, dura y primitiva. Aún estaban lejos los kibbutzim.
Uno de esos patriarcas, Abraham, además de todos esos enseres llevaba consigo a un Dios personal, Yavé, bastante colérico y, caso raro, único y orgulloso de serlo. Nada de otros dioses. Absolutamente prohibido.
Entre Yavé y su pueblo (futuro pueblo judío, por el momento sólo una tribu conducida por Abraham) había una relación bastante directa, poblada de intervenciones y apariciones divinas, discusiones frecuentes de ambos lados y apariciones dogmáticas y usualmente furibundas.
Entre los parientes de Abraham estaba Lot, su sobrino, que poseía por su parte gran cantidad de ganado y bienes.
Cito al Antiguo Testamento (en adelante, en cursiva)
“Hubo una pelea entre los pastores del rebaño de Abraham (en ese entonces aún se llamaba Abram, pero uso el nombre posterior, más conocido) y los de Lot
Así, pues, Abraham le dijo a Lot: «Mira, es mejor que no haya peleas entre nosotros, ni entre mis pastores y tus pastores, puesto que somos parientes.
¿No tienes todo el país por delante? Pues bien, apártate de mi lado. Si tú vas por la izquierda, yo me iré por la derecha. Y si tú te vas por la derecha, yo tomaré la izquierda.»
Lot miró y vio toda la llanura del Jordán que era totalmente de regadío. Pues antes de que Yavé destruyera Sodoma y Gomorra, era como un jardín de Yavé, como Egipto hasta llegar a Soar.
Lot eligió para sí toda esta parte y se trasladó al oriente.
Así se separaron el uno del otro.
Abraham se estableció en Canaán, y Lot en las ciudades del valle, llevando sus tiendas desde allí hasta Sodoma.”
O sea que Lot, luego de pedir permiso, plantó sus tiendas frente a la ciudad (lo de ciudad hay que tomarlo con criterio de época; más bien un conjunto de chozas o casas primitivas, tal vez rodeadas de un paredón de tierra) y desparramó sus rebaños por la pradera.
Pronto empezaron los problemas. Parece ser que los sodomitas eran de lo peor. La Biblia no solamente los califica de homosexuales (costumbre horrenda en esa época, pero sólo si era practicada entre hombres; las mujeres podían hacer de su cuerpo un pito sin que a nadie le importara un ídem. Ventajas relativas del machismo bíblico) sino de “grandes pecadores ante Yavé”. Parece que tenían además otros vicios.
“Todas las naciones preguntarán: ¿Por qué Yavé ha tratado así a este país? ¿Cuál es la causa de tanto enojo?
Y contestarán: Esto sucedió porque abandonaron la Alianza que Yavé, Dios de sus padres, pactó con ellos al sacarlos de Egipto;
porque se han ido a servir a otros dioses y les han adorado; dioses qué no eran suyos y a quienes Yavé no los había encargado:
Por eso se ha encendido la ira de Yavé contra ese país hasta traer sobre él toda la maldición escrita en este libro”.
Y aquí viene un encantador regateo entre Yavé y Abraham, que voy a transcribir pese a su extensión. Se apareció Yavé ante Abraham acompañado de tres hombres (que resultaron ángeles, algo así como guardaespaldas) y le dijo, de lo más enojado:
“ «Las quejas contra Sodoma y Gomorra son enormes (parece que también en Gomorra se cocían habas); ¡qué grande es su pecado!
Voy a visitarlos, y comprobaré si han actuado o no según el rumor que ha llegado hasta mí. Si no es así, lo sabré.»
Partieron de allí los hombres (ángeles) que lo acompañaban y se fueron hacia Sodoma, mientras Yavé se quedaba de pie ante Abraham.
Este se acercó y le dijo: «¿Es cierto que vas a exterminar al justo junto con el malvado?
A lo mejor existen cincuenta justos dentro de la ciudad: ¿es cierto que vas a acabar con todos ellos y no perdonarás el lugar en atención a los cincuenta justos que puede haber allí?...
Yavé dijo: «Si encuentro cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré a todo el lugar en atención a ellos.»
Abraham contestó: «Sé que a lo mejor es un atrevimiento hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza,
pero si para los cincuenta justos faltaran cinco, ¿destruirás la ciudad por los cinco que faltan?»
Yavé dijo: «No la destruiré si hay cuarenta y cinco hombres justos»
Abraham volvió a insistir: «¿Y si solo se encontraran allí cuarenta justos?» Yavé contestó: «No lo haré en atención a esos cuarenta.»
Abraham insistió de nuevo: «No se enoje, mi Señor, si vuelvo a insistir, ¿y si no hubiera allí más que treinta justos?» Yavé contestó «No lo haré si encuentro allí treinta justos.»
Abraham continuó: «Sé que es una osadía de mi parte hablar así a mi Señor; pero, ¿y si se encuentran allí solamente veinte justos?» Yavé contestó: «No la destruiré en atención a los veinte.»
Abraham dijo: «Vaya, no se enoje mi Señor, y voy a hablar por última vez. Tal vez no se encuentren allí más de diez.» Yavé dijo: «En atención a esos diez, yo no destruiré la ciudad.»
Yavé se fue cuando terminó de hablar con Abraham y éste se volvió a su casa.
Aquí se encuentran los orígenes del típico regateo judío; ¡Hasta con Dios porfiaban!
A los ángeles no les fue nada bien en Sodoma. Antes de entrar en la ciudad, se encontraron con Lot, que los invitó a su tienda para un refrigerio. Se enteraron los habitantes de Sodoma y allá se fueron al humo,
“Llamaron a Lot y le dijeron: «¿Dónde están esos hombres que llegaron a tu casa anoche? Échalos para afuera, para que abusemos de ellos (no andaban con vueltas)»
Lot salió de la casa (tienda), cerrando la puerta detrás de sí y les dijo: «Les ruego, hermanos míos, que no cometan tal maldad
Oigan, tengo aquí dos hijas que todavía son vírgenes. Se las voy a traer para que ustedes hagan con ellas lo que quieran, pero dejen tranquilos a estos hombres que han confiado en mi hospitalidad.» (Eso se llama amor paterno)
Pero ellos le respondieron: «Quítate de ahí. Has venido como forastero y ya quieres actuar como juez. Ahora te trataremos a ti peor que a ellos.»”
Lot zafó por los pelos, y los ángeles salieron despavoridos a contarle sus apuros a Yavé.
“ Al amanecer los ángeles apuraron a Lot diciéndole: «Levántate, toma a tu esposa y a tus dos hijas, no sea que te alcance el castigo de la ciudad.»
Como él vacilaba, lo tomaron de la mano, junto a su mujer y a sus dos hijas, porque Yavé había tenido compasión de ellos. Los sacaron y los llevaron fuera de la ciudad.
Una vez fuera dijeron: «Ponte a salvo. Por tu vida, no mires hacia atrás ni te detengas en parte alguna de esta llanura, sino que huye a la montaña para que no perezcas.»
Entonces Yavé hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego proveniente de Yavé de los cielos.
Y así destruyó estas ciudades con toda la llanura, con sus habitantes y vegetación.
+Pero la mujer de Lot miró para atrás y quedó convertida en estatua de sal.”
Y ya lo tenemos a Lot en el monte, refugiado en una cueva, recientemente viudo por la salinización de su mujer. Sus dos hijas vírgenes, sin embargo, estaban preocupadas:
“Entonces dijo la hija mayor a la menor: «Nuestro padre está viejo y no ha quedado ni un hombre, siquiera en esta región que pueda unirse a nosotros como se hace en todo el mundo.
Ven y embriaguémoslo con vino y acostémonos con él; así sobrevivirá la familia de nuestro padre.» (Parece que las niñas habían adquirido algunas costumbres extrañas en Sodoma.)
Y así lo hicieron aquella misma noche, y la mayor se acostó con su padre sin que él se diera cuenta, ni cuando se acostó ni cuando se levantó. (Era proverbial el sueño pesado de Lot. Si embargo, tengo para mí que se hizo el dormido, de puro pícaro. Necesidades son necesidades).
Al día siguiente dijo la mayor a la menor: «Ya sabes que me acosté anoche con mi padre. Hagámosle beber vino otra vez esta noche y te acuestas tú con él, para que tenga descendientes:»
Lo hicieron del mismo modo aquella noche, y la hija menor se acostó con él, sin que se diera cuenta, ni cuando se acostó ni cuando se levantó.
Las dos hijas quedaron embarazadas de su padre.
La mayor dio a luz un hijo y lo llamó Moab, éste es el padre de los moabitas que todavía existen.
La menor también dio a luz un hijo y lo llamó Ben-Ammí: es el padre de los actuales amonitas.”
Llama la atención que Yavé se hiciera el desentendido ante semejante juerga filial. Tal vez estuviera aún descargando su ira sobre otras ciudades perversas.
Ya están al tanto de lo ocurrido en Sodoma y los sodomitas, palabra que a partir de allí adquirió un significado preciso. Transcribí textualmente de la Biblia casi toda la historia para que no se me acuse de pornográfico o irreverente. Lo que estaba escrito, no lo escribí yo. Que se haga responsable el Autor.
Hasta mediados de agosto, amigos.
3 comentarios:
Como siempre, genial.
Tanto para aprender, como divertirse.
Un beso Jorge
Gracias, amiga. Como siempre, dándome aliento.
Hasta pronto
Si comentaras de igual manera la ley estarìamos muertos de risa.
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