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histonotas: TEMPLARIOS III – SECRETOS Y MISTERIOS

martes, 13 de julio de 2010

TEMPLARIOS III – SECRETOS Y MISTERIOS

Trataré de ser claro y veraz sobre este trajinado tema. Desde hace setecientos años no se develó ni un solo secreto de la Orden del Temple. Queda así libre el campo para fantasear y elaborar cualquier teoría. Si es indemostrable, pasa a ser un “secreto de los templarios”. Veremos los más difundidos.

Ya desde su comienzo, la cosa es inexplicable. A dos caballeros se les ocurre ir a Cercano Oriente para proteger las rutas de los peregrinos. Al llegar allí, ya son nueve. Me suenan un poco insuficientes. No creo que nueve caballeros puedan proteger mucho tramo de rutas. Aún así, el rey Balduino de Jerusalén les obsequia como alojamiento el construido sobre lo que se suponía había sido el templo de Salomón, nada menos.

Durante nueve años no se tiene noticia de estos quijotescos caballeros andantes. Como, siglos después, se descubrieron en el lugar unos extensos sótanos con algunos signos grabados en las paredes, saltó el primer misterio: durante esos años, los nueve templarios se dedicaron a cavar y descubrieron las galerías subterráneas que no eran otra cosa que las caballerizas de Salomón. (Primer desatino: ¿caballerizas subterráneas? ¡Pobres caballos! Sin mencionar las emanaciones, no precisamente de incienso, que invadirían el templo. Además: ¡qué caballerizas tan mal ubicadas!)



Paso siguiente: ¿Para qué ese trabajo de topos? Respuesta: porque los dos caballeros fundadores ya sabían, misteriosamente o enterados por Bernardo de Claraval, que algo había allí, por eso fueron de vacaciones a Tierra Santa. ¿Qué era ese algo? Las opiniones divergen.

a) El Arca de la Alianza, objeto sagrado mencionado en la Biblia donde se guardaban las tablas de piedra que contenían los Diez Mandamientos, la vara de Aaron que reverdeció y el Mana que cayo del cielo;

b) El tesoro de Salomón. Lo que explicaría el súbito enriquecimiento del Temple;

c) El santo Grial, supuestamente la copa donde Jesús bebió en la última cena;

d) Una especie de Manual del Constructor, con los secretos del arco gótico, los arbotantes, etc, lo que permitió a los albañiles medievales construir, bajo la dirección del Temple, las primeras catedrales góticas.

Pauwels y Bergier, dos “comerciantes de la historia” publicaron en 1960 un libro, El Retorno de los Brujos, donde se exponía la peregrina teoría de que en el Arca se encontraban los secretos de la energía atómica (!!!!) lo que permitió la caída de los muros de Jerico y ocasionaba la muerte de quien tocara el sagrado artefacto. (¿Habrán tenido que ver los templarios con Hiroshima?).

Hay más hipótesis, pero ninguna explica por qué se quedaron los templarios casi 200 años en Jerusalén, si ya habían encontrado lo que buscaban.

Más misterios: la Regla Secreta. Luego de que el poderoso abad Bernardo de Claraval redactara la Regla del Temple, “se dice” (palabras maestras de la imprecisión, que permiten sugerir cualquier cosa) que “alguien” redactó una Regla secreta (tan secreta que nunca se conoció una palabra), llena de influencias gnósticas y ocultismo musulmán. Esta Regla fue una de las herramientas de la caída de la Orden, porque se le atribuyó cualquier herejía.

Otra: “se dice” que Bernardo de Claraval trajo desde España a su abadía sabios judíos talmudistas (algunos también agregan filósofos musulmanes) ¿Para qué? Para interpretar los misterios que los templarios habían descubierto en el sótano de Salomón.. La Inquisición parece que estaba mirando para otro lado en ese momento.

También “se dice” que los templarios habían establecido contacto con filósofos musulmanes heréticos, de quienes habrían recibido conocimientos secretos. También se habrían ganado el respeto de los guerreros turcos. Contradictoriamente, éstos liquidaban prolijamente a todo templario que cayera prisionero.

Otro indicio llamativo: el sello del Temple. Figura en muchos documentos, y verdaderamente existió. Pero: ¿qué significa? Es un símbolo que no ha sido aclarado satisfactoriamente. Son dos caballeros montados sobre un mismo caballo: ¿es un indicio de admitida homosexualidad? ¿Alude al concepto gnóstico de la dualidad bien- mal? ¿Una alusión a la pobreza? No lo sabemos, como tampoco tiene explicación la prescripción de la regla conocida que ordena que los caballeros deben comer de a dos en un mismo plato (transcribo el absurdo párrafo de la regla: “Debido a la escasez de pucheros, los hermanos comerán por parejas, de tal forma que uno pueda observar más de cerca al otro…”).

Hay más, mucho más, en parte debido a meras invenciones o a causa de hechos o indicios no aclarados. Finalizo con el mayor de los misterios (este sí, histórico): el final de la Orden.

Ya relaté cómo la Orden fue decapitada el viernes 13 (¡!) de octubre de 1307. Ese día, por una simple operación policial, fueron arrestados cientos de templarios (la cifra difiere) en toda Francia, sus Encomiendas ocupadas, sus bienes confiscados (los que se pudieron hallar) y encerrados en la sede central, el castillo del Temple en París, el Gran Maestre y sus principales funcionarios.

Una sincronizada operación en toda Francia. ¿Tan secreta fue que nadie les avisó? Con el enorme poder del Temple, sus contactos a todo nivel, sus espías, y con la enormidad que estaba en juego ¿nadie se enteró de semejante operativo?

No hay explicación para que tantos caballeros aguerridos, armados y fuertes en sus castillos, se dejaran apresar como borregos.

A partir de este hecho se tejieron, como de costumbre, infinidad de hipótesis más o menos descabelladas. Peor aún, cuando llevaron a la hoguera al Gran Maestre en pleno París; ¿no pudieron reunirse un centenar de los templarios que escaparon a la redada y, bien armados y montados, arrasar por sorpresa con los guardias y salvar a su jefe?
Esto sí que es un misterio, ya que es inexplicable. La Orden se llevó a la tumba el misterio de su muerte.

Como reflexión final, sean muy cautos con los secretos de los templarios y las teorías fantásticas. Todo tiene su explicación, lo que ocurre es que no la conocemos, y a falta de ella florece la habladuría y la patraña.

Hasta fines de julio, amigos.



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