Subscribe in a reader

histonotas: SAFO (I)

jueves, 25 de octubre de 2007

SAFO (I)

SE SABE (O SE SUPONE)

El título tiene su justificación. De Safo no se sabe de cierto casi nada. Tenemos referencias auténticas por lo que ella menciona en las poquísimas obras que nos han llegado. El resto lo conocemos por comentarios a menudo distorsionados de admiradores o críticos de siglos posteriores, aunque algunos de venerable antigüedad pero de dudosa autenticidad. Por eso en este relato abundan los “se supone” “tal vez” “se dice” y otros artificios de los que tuve que valer para no ser tachado de macaneador.



Ubicación de Lesbos
Nació de familia aristocrática en la ciudad de Mitilene, de la isla de Lesbos en 612 A.C. aproximadamente y se dice que murió sexagenaria. Lesbos estaba dentro del área de influencia griega, pero en esa época sus costumbres eran más evolucionadas en muchos sentidos que las de Atenas, lo que hizo posible la actividad poética y tal vez política de Safo.

Alceo, poeta lírico y probablemente su amante, le dedicó varias obras ensalzando su nobleza de alma y castidad. (No se debe creer mucho en esto último, porque se sabe que los poetas exageran, y más al hablar de mujeres).
Por motivos políticos en su juventud fue exiliada a Sicilia por Pitaco, tirano de Lesbos (probablemente por las actividades de su familia, porque creemos que ella tenía inclinaciones más románticas). Es un hecho que los tiranos no brillan por su apreciación poética.
En Sicilia se casó con un rico comerciante y tuvo una hija, Cleis.
Vuelta a Lesbos, viuda y rica, se dedicó al arte, reuniendo en torno suyo a un círculo de muchachas unidas estrechamente a ella, consagrado al cultivo de las musas. Por las poesías que dedicó a sus alumnas, en tono intimista y descriptivo, se infiere que estableció relaciones sentimentales con algunas de ellas, posiblemente sexuales. Sin embargo, cuando alguna de sus amadas se apartó o se casó, el dolor de la separación inspiró a la poetisa algunos de los mejores versos de la lírica de todos los tiempos, por la sinceridad de la inspiración y la sobriedad de la forma.

Safo y Alceo

No nos han llegado noticias de persecuciones por sus inclinaciones, ya sea porque en su época eran toleradas -al menos en Lesbos- o bien porque no se le pudo demostrar nada de cierto.

Tampoco se sabe mucho de su vejez. Parece ser (ella misma lo escribió) que se llamó a sosiego y transcurrió sus últimos años en paz y tranquilidad, pobre pero calmada, en la contemplación de la naturaleza.

A lo largo de los años cosechó numerosos admiradores. Tras de su muerte Platón la mencionó como la décima musa. También la admiraron Solón, el romano Catulo, que la plagió desvergonzadamente, Petrarca y casi todos los grandes poetas de la antigüedad. En tiempos modernos encantó a Rilke, lord Byron, Valery, entre otros.

La demonización de Safo comenzó ya en su vida. Los atenienses, de costumbres austeras, comenzaron a mirarla con malos ojos, no sólo por su actividad como poetisa sino por su actitud libre y desprejuiciada. Una generación más tarde el poeta Anacreonte rompió el fuego y la tachó directamente de sentir un amor sexual por las mujeres. Esto era simplificar las cosas, pues Safo también tuvo amantes varones. Simplemente, ardía ante cualquiera, sin distinciones.

Pese a todo, en esa época, la homosexualidad femenina no estaba tan mal vista como siglos más adelante. Los hombres estaban muy entusiasmados con sus efebos como para acusar seriamente a las mujeres. Simplemente, las tomaban con cierta diversión, como se hace aún hoy en día en ciertos ambientes.

Con el transcurrir de los siglos, la poesía sublime de Safo sigue vigente (lo que no se puede decir de muchos de sus contemporáneos) y, a semejanza de Sócrates, Platón, Leonardo, Miguel Ángel, Proust, Marguerite Yourcenar, Edith Piaf y muchos otros, su grandeza se impone sobre los prejuicios.

Las musas coronan a Safo - Cerámica griega


La pobre Lesbos, de isla bucólica terminó originando un sustantivo a menudo peyorativo en boca de los machistas (hombres y mujeres). Es un hecho que a veces el machismo va unido a la estupidez (me parece que me metí en un lío, pero ya está escrito).








Libros sugeridos:




Safo: Poemas y fragmentos. Edición bilingüe anotada por J. M. R. Tobal. 3ª edición. Ed. Poesía Hiperión, Madrid, 1997.



Indro Montanelli - Historia de los griegos.










(en la próxima: "lo que queda" Selección de su obra conocida)





0 comentarios: